Blanqueando dinero.
Reunión de Paolo Vasile en la su despacho en planta noble de Mediaset a la que acude Alex de la Iglesia como presidente de la Academia española de cine, para hablar del séptimo arte en general y de la posible venta de "Balada triste de trompeta" en particular.
"Yo no creo en el cine, yo no programo cine, por mi que se acabará el cine que le resta seguidores a mi negocio", esas son algunas de las cosas que salen de la boca del consejero delegado de un tinglado que ha producido algunas de las mejores películas de los últimos tiempos.
No es algo nuevo en Paolo, cada vez que tiene un micrófono delante y le preguntan sobre el tema lo deja claro. "Si no fuera porque nos obligan por ley, no invertiríamos. El cine no es un producto que nosotros necesitemos. Tomamos la decisión hace ya cuatro o cinco años de eliminar el cine del prime time de Telecinco, porque es un lastre. Estamos obligados a invertir en un producto que no nos interesa".
Desde el 99 la cadena ha invertido 430 millones de euros, de los que ha perdido alrededor del 35%, cosa que molesta y mucho en Mediaset.
"Tenemos una cifra al año que tenemos que invertir y tenemos que pensar dónde podemos perder menos con la máxima inversión para quitarnos de encima la inversión", ese es el lema del directivo italiano.
En 1.999 el PP intentó levantar la cinematografía patria con una ley del cine dictada por el productor Andrés Vicente Gómez que obligaba a las teles a invertir parte de sus beneficios en salvar la ruina del cine español.
Desde ese año Telecinco and company se vieron forzadas en convertirse en grandes productoras de cine y eso se han alumbrado algunas de las mejores joyas de nuestra filmografía.
La cadena de Berlusconi ha producido películas como la oscarizada "El laberinto del fauno", las superproducciones "Ágora" o "Alatriste", las triunfadoras de los Goya "Celda 211" o "No habrá paz para los malvados", las taquilleras "El Orfanato" o "Spanish Movie", las nuevas maneras de entender la comedia española "Días de fútbol" o "El otro lado de la cama" o las ultracomerciales "Los Mánagers", "Salir pitando" o "La daga de Rasputín", que para eso es Telecinco.
Antena 3 también se ha visto obligada a participar en la fiesta con "Tres metros sobre el cielo", "Tengo ganas de ti", "Fuga de cerebros" "Que se mueran los feos", "Torrente 4", "Pagafantas" o "Los ojos de Julia".
Esta claro que sin esa ley habríamos perdido proyectos de algunas de las mejores cintas de los últimos tiempos, pese a las continuas quejas del avaro y codicioso Vasile, que prefiere mandar barcos cargados de billetes a Italia, que dejar algunas monedas en invertir en cultura española con su negocio de telebasura.
Este año a Telecinco también le ha sonreído la suerte en el cine, primero con el éxito de "Las aventuras de Tadeo Jones" y "Lo imposible" batió el record histórico de un estreno de cine español -más de un millón de espectadores y más de 10 millones de euros recaudados-.
Esta cinta de desastres naturales "no se habría podido hacer este año con la crisis" según afirma su director, Juan Antonio Bayona, que tras dedicarse en sus años mozos a rodar videoclips de "Camela" ha repetido éxito tras "El Orfanato", donde nos aterraba con todos los tópicos del genero posibles y con un aire a "Los otros". También este prometedor director ha afirmado que "sin televisiones y subvenciones no habría cine español".
En esta nuevo film escudado por su genial guionista -Sergio Sánchez-, con una impresionante y excesiva banda sonora -Fernando Velázquez- y con un montaje trepidante nos lo hacen pasar mal en sus 107 minutos de metraje.
O bien, nunca se sabe porque en la primera media hora Bayona nos mete un codazo en el asiento, nos hace que se nos atraganten las palomitas y nos dificulta su digestión, mientras nos colocamos triparriba esperando que se acabe este espanto de sensaciones.
Para rematarnos nos toca las zonas sensibles dramatizándonos a unos niños desamparados de Spielberg dentro del caos, que busca una lágrima, a veces demasiado fácil.
Pasada la angustia con el las luces del final tras el tsunami de emociones, te quedas pensado si has pagado -una pasta ya, por cierto con la injusta subida del IVA en cultura- para sufrir y aun así no puedes dejar de recomendarla. Por suerte la piratería no puede competir contra el cine-evento, por ahora.
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