Carlos Boyero vuelve a machacar a Almodovar con Los amantes pasajeros



El crítico más famoso de nuestro país Carlos Boyero, estaba esperando con la escopeta cargada el último estreno Almodovariano  para disparar una vez más a su más odiado enemigo;

 "Los ingenios verbales más audaces están al alcance del humor infantil o preadolescente entre rijoso y escatológico. Confundir llamadas con mamadas, repetir hasta la náusea que la mescalina que lleva un traficante tiene sabor anal porque ahí es donde la oculta su dueño, inventarse un baile al ritmo de una canción discotequera en el que no sabes hacia dónde mirar(...)
Lo que más le interesa es hablar de pollas hasta la extenuación, de la bisexualidad como regla infalible y generalizada del deseo en hombres y mujeres, del supremo placer que se pierden los hombres si los de su género no les han comido los genitales con inigualable arte(...)
En qué se diferencia este producto de las comedias más cochambrosas de Mariano Ozores, de aquel cine subdesarrollado y sonrojante. La sensación permanente que me asalta padeciendo la ridícula Los amantes pasajeros es algo ingrato llamado vergüenza ajena. Se supone que por muy endiosado que se sienta el creador Almodóvar, alguien que le profese cariño, respeto y en posesión de unas gotas de sentido común debería haberle ofrecido honesto y lúcido consejo sobre ese guion y el patético engendro que podía crear al trasladarlo a imágenes"

La guerra que mantienen ambos viene de lejos. Se hizo más plausible en el estreno de Los abrazos rotos. Sobre ella Boyero escribió una terrible e inmerecida crítica una vez más.
Lo sorprendente fue que el propio Almodovar respondió al crítico desde las páginas de El País;

El problema es que Boyero no escribió una crítica de “Los abrazos rotos”. Al texto que esbozó en su periódico se le puede calificar de cualquier cosa excepto de crítica cinematográfica. Un hombre que emplea el 75 por ciento del espacio para despotricar sobre mi persona (lo que ni siquiera es una novedad, porque lleva casi treinta años haciéndolo), y alrededor del 25 por ciento para despachar la película diciendo cosas como que la interpretación de los actores es “inane y lamentable” (dos de sus adjetivos favoritos) sin mostrar un sólo ejemplo que nos ayude a entenderle(…). Él tiene todo el derecho a escribir su opinión, pero debería publicarse en otro apartado del periódico. Es una impostura llamarle y pagarle como si fuera una crítica, porque no lo es.
Boyero, encantado como siempre de comenzar un tiroteo mediático respondió al manchego con sorna;

“Lo que más envidio de él es que disponga de tanto tiempo libre para dedicarme un día sí y otro también infinitos folios. Yo con uno tendría suficiente para referirme a su insufrible personalidad"

Esta disputa cinematográfica esconde una clara de guerra de egos de crítico y creador. Ambos se equivocan con sus excesos. Boyero pega con saña, infravalora la carrera de Pedro y lleva a el papel las diferencias personales que mantiene con él.
Pero a diferencia de Almodovar a Boyero esto le viene bien. Le da repercusión y fama a sus terribles críticas, otorgándole un poder que no tiene.
Almodovar se equivocó aún más que Carlos dando importancia a una simple crítica, por muy injusta que sea. El director respondió como una folclórica o como una diva y quedó en evidencia al sangrar tan evidentemente con un simple "arañazo" de un simple periodista.
Lo que le pasa a Pedro es que está acostumbrado a las alfombras rojas de los medios las últimas tres décadas y no le gusta que "uno de los suyos"-El País- sea el que peor le trata con su crítico más popular. El director está acostumbrado que parte de la derecha mediática le atice por sus ideas políticas con acusaciones de "subvencionado" o "defraudador de impuestos".
El manchego siempre progresista saltó al ring político cuando en 2.004 en una rueda de prensa con medios internacionales habló del PP como un partido golpista y cuatro años después apoyó a Zapatero en el vídeo de la ceja. La derecha no le ha perdonado al director español con más proyección internacional que se posicione a favor de los socialistas-en una entrevista reciente admite que se equivocó apoyando a ZP en 2.008 y que lo hizo "porque no llegara el PP"-.
En la propia derecha atacaron al PP por financiar vía RTVE a La mala educación con ellos en el poder del ente. Las anteriores obras de Pedro habían contado con la co-producción de Antena 3-la oscarizada Hable con ella se estrenó en abierto a la 1 de la madrugada ante el cabreo del director que creyó que en Antena 3 no trataban bien sus películas-.
Almodovar sabe de la importancia del marketing para las taquillas de sus films y siempre ha mimado a estos en entrevistas o incluso su productora El Deseo, fue la primera de España en contratar a una persona para "cuidar" a los medios.
Una de las claves del éxito de Pedro es que él mismo es un relaciones públicas de primera. Llegó joven a Madrid desde La Mancha y atrapó a los que le rodeaban gracias a su personalidad en el ambiente pre-Movida; ocurrente, divertido, culto y encantador.
Prisa ha sido uno de sus sostenes promocionales en su carrera, sobre todo a través de El País que lo ponía de ejemplo cultural, le elogiaba con sus críticas-del fallecido Fernández Santos-, le hacia entrevistas antes, durante y después del rodaje o le homenajeaba con colecciones de DVD.
Además de los programas especiales de Canal + cuando promocionaba sus estrenos o emitía sus películas o el buen tratamiento en general de la Cadena SER.
Pero hace unos años Boyero abandonaba a Pedro J.-para el que había escrito en Diario 16 y El Mundo- y fichaba por El País y todos los elogios hacia el manchego se convertían en palos.
Aún así Prisa, como sabe que Boyero lo va a "matar" con sus críticas, lo intenta compensar y lo hemos podido comprobar en esta último estreno de Los amantes...; con un gran tratamiento en El País con reportajes, vídeos en su web o una entrevista de Rocio García. Además de un publirreportaje de Canal + con una entrevista amable del veterano Diego Galán-además TVE ha estrenado en horario de máxima audiencia La piel que habito, La Sexta 3 le ha dedicado una semana con sus films y programas como El Hormiguero o Así nos va han entrevistado a los actores de la comedia-.
Se nota que las relaciones de Pedro con El País ya no son lo que eran y ya no vemos a algún personaje leyendo el periódico de Prisa como ocurría habitualmente. En Los amantes... es La Vanguardia la que recibe "publicidad gratuita" del manchego.
Seguramente Los amantes pasajeros merece un pequeño tirón de orejas pero sin tanta malicia. Es la obra con menos ambición del realizador; es una comedia ligera de entretenimiento low cost con muchas caras conocidas, un gran número musical y cuatro gags tan graciosos como "choscos".
El director tan acostumbrado a elegir y dirigir bien a sus actrices ha repetido el tino con los tres amanerados protagonistas. Javier Cámara está impecable y recuerda en su modo de hablar en el papel al propio Pedro-que ya le había regalado el Benigno de Hable con ella y Paquito en La mala educación-, el niño mimado del cine español Raúl Arévalo y el "chanante" Carlos Areces que pone el contrapunto más humorístico.
Sorprende más la elección "comercial" de Pedro a algunas caras guapas de las series para adolescentes de televisión; Miguel Ángel Silvestre, Hugo Silva y la luminosa Blanca Suárez.
Además de los cameos "hollywoodenses" de sus habituales Antonio Banderas y Penelope Cruz o la impecable Lola Dueñas, que pone la parte menos festiva del film.
Por cierto que el hermano del director ya ha contestado a Boyero-"lleva metiendose con mi hermano desde el año 82"-.
Boyero ha relevado a Pumares como tipo duro de la crítica española. Criado periodísticamente a los pechos de Pedro J-en Diario 16 y en El Mundo -donde se consagró también en los encuentros digitales como "tipo duro" rollo Mourinho- saltó a la palestra como fichaje estrella de El País.
Boyero sabe que todo es un puto circo y se ríe con su divertido cinismo de la industria del cine.
Es un crítico tan imprescindible como "yihadista". Se la estaba guardando y se ha cebado en exceso con Pedro. Pero a Carlos eso no le importa y a sus ultrafans menos.
Almodovar es seguramente el español que más y mejor vende la marca España en cada rincón del mundo-estrena comercialmente en Yankeelandia y no en salas de arte y ensayo como otros-.
Los amantes pasajeros es la película número 19 del manchego consagrando una larga carrera que ha dado para mucho; primero supo como nadie trasladar el espíritu de la movida con la experimental y transgresora Pepi, Luci, Boom... y en Laberinto de pasiones. Almodovar representó esos años una de las dos partes de la izquierda cultural de la visión de la dictadura en su obra; mientras los progres que lucían barba, se tomaban la vida muy en serio e iban a La Mandrágora a escuchar a Sabina, reivindicaban políticas contra el Franquismo y su funesto legado, los Almodovar and company vivian a base de sexo, drogas y "pop"-cuanto más superficial mejor- and roll.
A Pedro "los suyos" lo miraban por encima del hombro por aparecer en TVE-La edad de oro- vestido como una "mamarracha"-medias de rejilla, chaqué y tacones- diciendo que era adicto a la cocaina. O abriendo portadas vestido con una bata rosa y unas zapatillas femeninas de estar por casa.
Uno de los mejores elogios que ha recibido nunca Pedro es que la mejor manera de "escupir" a la dictadura fue que en sus primeros trabajos parecía que Franco nunca hubiese existido. Dos maneras diferentes de la izquierda de enfrentarse a sus pesadillas.
Pedro representaba para muchos la sal gruesa y la reivindicación del cine superficial, explícito y escatológico. Él con su alegría personal olvidando los malos momentos del pasado, era su medicina contra la dictadura, que no tenía que soportar los codazos merecidos de muchos sino que también tenían que aguantar la fiesta continua de una generación sin barreras.
Posteriormente Almodovar maduró cinematográficamente con toques de neorroalista y divertidos con ¿Qué he hecho yo para merecer esto?-donde sobraban los toques paranormales- y con Entre tinieblas-con las monjas politoxicómanas y bolleras-. Tras tropezar con Matador-donde acabó con palos y odio eterno con el productor Andrés Vicente Gómez- se consagró con La ley del deseo, una de las obras más personales, con las que abrió su productora de cine demostrando que podía contar como nadie una tormentosa historia de amor.
Pedro fue subido a los altares y pisó la alfombra roja de los Oscar con la sobrevalorada Mujeres al borde de un ataque de nervios-nunca entenderé una comedia donde no te ríes-.
En Mujeres... demostró su gran ojo visual y su perfección estética con un decorado teatral de contrastes-predominando como siempre en él el rojo-. En esta película enseñaba una España llena de luz, desarrollada, feminista y totalmente Europeizada. Franco había vuelto a morir como sujeto omitido.
Los 90 los comenzó con ¡Átame!-donde empezó su pelea con los Goya por dejarla de vacío mientras su odiado Andrés Vicente Gómez se lo llevaba todo con ¡Ay, Carmela!, protagonizada por su ex musa Carmen Maura con la que acabó mal en la popular Mujeres... por un ataque de celos de la actriz por la relación de Almodovar con Bibi Ándersen  -.
Volvió por la senda del acierto con Tacones Lejanos-inolvidable Bosé con pelucón rubio cantando Un año de amor- y luego retrocedió con la ridícula Kika-sustituyó a Maura por Victoria Abril primero y por Veronica Forqué después sin mucha continuidad para ambas- y con el novelón rosa La flor de mi secreto. En el 97 volvía el gran Almodovar por la puerta grande; Carne Trémula.
Antes del estreno había síntomas de ligera caída del genio de los 80, y lo demostró el propio director no confiando por primera vez en uno de sus textos-adaptación de una novela británica reescrita con la ayuda de dos guionistas-. En el rodaje de este film demostró sus nervios y su inseguridad despidiendo a uno de los actores principales-Jorge Sanz era sustituido por su dicción por Liberto Rabal-.
Después de Carne... llegó la segunda época dorada del creador en su consagración mundial y su éxtasis artístico; Todo sobre mi madre-Oscar a la mejor película extranjera-, Hable con ella-Oscar al mejor guión pese a irse casi de vacio en los Goya por Los lunes al sol-, la personal La mala educación-otro follón de Pedro, esta vez con Gael García Bernal que se negó a promocionarla tras "sufrir" en rodaje al manchego- y Volver, su película más redonda-taquillazo espectacular, admiración de crítica y público y reconciliación con los Goya-.
En solo siete años había estrenado tres de las mejores películas de la historia del cine español; Todo sobre mi madre, Hable con ella y Volver.
Tras la irregular Los abrazos rotos reapareció con La piel que habito, donde aparcaba su estilo-es la menos "Almodovariana" de su carrera en guión y estéticamente- donde intentaba de nuevo volver al éxito a través del hachazo y vuelco de la historia a mitad del metraje; la violación a la chica en coma -el cabrón consigue que no podamos culpar al pobre Benigno- se convertía en el transexualismo obligado de psicópata cirujano interpretado por Banderas.
Ahora estrena la recomendable e intrascendente para su carrera Los amantes pasajeros. El texto de Boyero ha sido tan excesivo que si sabe callarse dejará en fuera de juego a su crítico más feroz.

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