La otra cara de Alfredo Landa
Todos los muertos son buenos. Nos hemos pasado años llamando maltratador a Pepe Sancho y cuando muere por fin se le reconocen sus impecables actuaciones. De Constantino Romero no dejaban de atribuírsele novios de todo pelaje y ahora que ha muerto nos acordamos de su inolvidable voz. Pasó lo mismo con Landa, al que ahora reivindican su genero "el landismo" y no sus actuaciones en Los santos inocentes-o El Crack, La vaquilla o El bosque animado-.
"El landismo" es ese genero basuriento y vergonzante de comedia caspa sin ningún sentido y al que nunca debieramos alabar, ni mucho menos revisionar desde la cadena pública-el otro día pasaron por TVE No desearás al vecino del 5º-.
Ese era el cine de la eterna imagen del españolito analfabeto que se le caía la baba detrás de las suecas por Torremolinos con chistes cuarteleros. Dicen los que saben que era un síntoma de la represión sexual durante el franquismo y en su momento no estuvo mal, pero ahora mejor olvidar lo olvidable.
Nadie puede discutir de Landa que ha sido uno de los intérpretes más destacados de la cinematrografía nacional, pero de ahí a reivindicarlo como símbolo cultural o impulsor de un género zafio y machista va un mundo.
Lo malo de Alfredo en lo personal fue como envejeció, ya que hace unos años sufrió un ictus que lo postró en una silla de ruedas. Pero eso no fue lo que le agrió el carácter. Ya no había sabido envejecer y no había sabido ceder el testigo a nuevas generaciones de actores españoles. Él no se resignaba a dejar los primeros papeles de nuestro cine.
Y por eso falto de cámara volvió a la primera plana con un libro de confesiones muy polémico, ya que criticaba y arrastraba por los suelos a todo el mundo del cine español.
De Amparo Soler Leal desvelaba que le ofreció participar en camas redondas, definió al productor José Luis Dibildos como "timador profesional", de la famosa Gracita Morales dijo que era "despótica e intratable" y puso a caer de un burro a compañeros como Tony Leblanc, López Vázquez o Josele Román. Este es un libro lleno de odio y es un libro mezquino escrito con bilis mezclada con envidia y paranoia-explica del Festival de Cannes que él iba a ser el premiado y al final Paco Rabal se le llevó "medio premio"-.
En los últimos años se reconocía admirador total de Jiménez Losantos y su "mala ostia" la dejo ver en público tras poner a parir a José Luis Garcí que tanto y tan bien le ha dirigido todos estos años.
Se enfadó con el director porque este se negó a entregarle el Goya de honor por sus malas relaciones con la Academia y Landa no lo entendió. Pese a esto los últimos años se reconciliaron.
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a pesar de los años es digno contestar, ¿Landa de quién tenía que tener envidia? todo su libro es autentico, otra cosa es que queramos soñar con fantasías, Alfredo no mintió, no solo eso dice menos de lo que pudo contar, creame, no hay mala baba, solo dijo lo que ocurrió y algo menos...decir la verdad ofende, pero usted ofende sin saber la verdad en está edición, cada uno es libre de opinar, pero mejor si antes se informa uno de la verdad.
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