En la que es la enésima decisión estúpida de la dirección de la SER, este verano Alberto Granados, uno de los grandes, era despedido ante la incredulidad general de los oyentes de la emisora.
Granados era despedido por la puerta de atrás y por "enchufismo", tal y como insinúa en una entrevista. Sira Fernández-subdirectora de programas y mujer de Frank Blanco- lo despedía sin motivos, eligiendo como sustituto en A vivir Madrid a su marido. Es decir, que un señor que no ha presentado un producto radiofónico generalista en su vida, que ha sido el niño bonito de la radiofórmula y que ha hundido Anda ya! y Atrévete, le dan como premio un programa en la SER. Y con esto se cargan a Granados, maravilloso presentador del genial e inolvidable Ser Curiosos.
Este matrimonio de promesas de Los 40 de los noventa entra en la SER con la connivencia de la gente que dirige hoy la cadena, a costa de cargarse a un gran locutor, que ha roto su silencio y en una entrevista para PR Noticias;
¿Cómo han sido estos años en la Cadena SER?
Maravillosos, para mí fue cumplir un sueño, pasar de oyente a formar parte de la empresa, además me han permitido hacer un montón de cosas muy diferentes. Desde hace mucho tiempo, que empezaron a confiar en mí, y a dejar que estuviera en antena, ha sido bastante bueno. Quizá, como en todos los trabajos, tuve un momento de esplendor, cuando prácticamente lo presentaba todo, y desde hace un par de años ha ido un poco peor, pero la radio lo que tiene es que es así: en algunos momentos parece que eres imprescindible para todo y en otros no, como siempre dependemos no de los oyentes, sino de los despachos, de hecho mi programa no dejaba de subir audiencia, temporada tras temporada.
¿Por qué se produce tu salida de la SER?
Todavía no lo tengo muy claro. Según me contaron porque necesitaban poner otra pieza en mi lugar y en ese momento ya no había sitio para mí. Es la única información que he tenido puesto que conmigo ni ha hablado mi director de programas, ni ha hablado nadie, la única información que tengo es la que me dieron en un despacho de recursos humanos
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