Encarcelados; la gran revelación de la temporada
En lo poco que llevamos de nueva temporada ya hay un nuevo espacio que apunta a éxito futuro; es Encarcelados. El programa que recorrerá durante diez noches las cárceles más conflictivas de latinoamérica es la primera producción relevante de Ver-T-productora del Grupo Antena 3 que hasta ahora solo había trabajado para Castilla-La Mancha TV gracias a la cercanía entre Lara y Cospedal-.
Anoche visitaron una peculiar cárcel dominicana en la que comprobamos de primera mano la situación de diversos españoles condenados por narcotráfico; un enfermo terminal que quiere salir del trullo para morir tranquilo-el programa acudió a ver a su maravillosa familia que mostró fotos y recuerdos-, un señor que se había adueñado de un territorio gracias a su buena posición con varios escoltas y hasta un ex-miembro de ETA que acabó como mula, y explicó como preparaba armas y atracaba comercios en los ochenta para financiar la causa.
En esta cárcel se respiraba un exceso de personal-en un complejo diseñado para 800 personas sobreviven 8.000-, una total falta de vigilancia-la única autoridad era la física de los presos- y un ambiente violento-con un simpático dominicano contando que asestó catorce puñaladas a otro sujeto-.
La cárcel es una especie de barrio magrebí donde se entrelazan comercios, túneles, chozas y vendedores ambulantes. "Aquí todo tiene un precio", decía uno de los matones a sueldo que habitan en este infierno sobre la tierra. La Policía va incluida en ese todo.
Este espectáculo tercermundista en el culo del mundo puedes encontrar armas, drogas y hasta móviles. Para que se confirmase su aspecto libre faltaban automóviles esquivando a presidiarios.
El epicenro del caos eran las colas que se formaban para comer o para recibir a un señor con una mezcla entre cura progre y santero.
En esta vida mugrienta la cama era un lujo que apenas podían disfrutar unos pocos. La aventura espeluznante por suerte acabó. Si todo esto lo hubiesemos visto en una película habríamos pensado que eran licencias del director. Para nada.
El imaginario colectivo que tenemos todos sobre la soledad en una cárcel en este caso es imposible. Ahí nadie se encuentra a sí mismo. Lo único que esperan es encontrarse mañana vivos en esta maraña humana donde lo peor de lo peor convive en una especie de jungla etílica donde la vida del hombre no vale nada más que su dinero. Es la vida real.
Anoche el programa-que tomará testimonio a 120 presos españoles de treinta cárceles- fue eclipsado por lo nuevo de Águila Roja y aun así rozó el 10% de media. Sobresaliente.
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