Xavier ha escrito en su blog una estúpida teoría que dice que el capitalismo reduce la pobreza en el mundo;
Si convirtiéramos la riqueza de todos los superricos de la historia a precios actuales e hiciéramos el ránking de las personas más adineradas de todos los tiempos, veríamos que el primero de la lista es el emperador Mansa Musa I de Mali que vivió entre 1280 y 1337. Su imperio extraía ingentes cantidades de oro que él utilizó para crear ciudades, universidades, palacios, madrasas y mezquitas y promover la cultura, la ciencia y el arte. Musa convirtió la ciudad más importante de su imperio, Tombuctú, en una de las capitales mundiales del comercio, la cultura y la intelectualidad, con palacios y edificios diseñados por los mejores arquitectos españoles de la época.
A pesar de su inmensa y obscena riqueza, Mansa Musa nunca comió pizza o chocolate, nunca fue al cine, nunca pudo tomar una aspirina cuando tenía dolor de cabeza. Nunca pudo encender la tele con un mando a distancia cuando llegaba cansado a su palacio, ni pudo tirar de la cadena para que el agua se llevara sus deposiciones, ni apretar el interruptor para encender o apagar la luz. En su famoso viaje, tardó varios meses en recorrer a caballo los 5.000 quilómetros que separan Mali de la Meca, un viaje que un avión moderno realiza en unas 6 horas y 34 minutos. Los palacios de Mansa Musa no tenían aire acondicionado. Por más que en la época, Timbuctú era un centro intelectual, sus sabios no tenían acceso a los libros o a los artículos científicos que se desarrollaban en otras universidades del mundo. No tenían acceso a Google ni a los periódicos de todo el mundo de manera instantánea y gratuita. Sus hijos no podían jugar con la Playstation o la Wii, ni matar cerdos lanzando pájaros enfadados desde su ipad. Para comunicarse con su colega el sultan an-Nasir de El Cairo, Mansa Musa no tenía Whatsapp, ni Facebook, ni teléfono móvil. Tenía que escribir una carta que era transportada a caballo a través del desierto y que, si los piratas del desierto no la interceptaban, tardaba meses en llegar. Aunque parezca mentira, todo esto que el hombre más rico de la historia nunca pudo hacer, lo tiene el trabajador medio de una economía capitalista.
Es decir que este señor confunde a posta el desarrollo tecnológico con el desarrollo capitalista. Quiere decir Xavier que si el brutal e inhumano capitalismo del que él es propagandista no existiese nada de estos inventos no hubiesen llegado. Xavier se apropia de algunos inventos del Siglo XX para su causa y ayuda a combatir la economía socialdemócrata con artículos como este.
Xavier quiere que un pobre miembro de la clase media yankee al que el país más rico del mundo deja morir en la puerta del hospital porque no puede pagarse el tratamiento, esté feliz porque puede grabar su adiós a la vida con un móvil de última generación. Mansa Musa no lo hubiese podido hacer.
El capitalismo por mucho que diga Xavier ayuda a la injusticia social, al abuso del poder dominante, a la violación de derechos humanos, a la contaminación indiscriminada y a los monopolios encubiertos. En Estados Unidos, modelo ideal para este economista, tiene a cuarenta millones de ciudadanos-casi la población total española- bajo el umbral de la pobreza. Si fuera un sistema ideal no estarían introduciendo el proteccionismo en algunas áreas como lo están haciendo.
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