¿Está el PP detrás de la compra de El Correo de Andalucía?
Huele que tira para atrás. El Grupo Gallardo, propietario del histórico El Correo de Andalucía, ha vendido el periódico a una sociedad cuyo representante en la compra fue un abogado que tenía varios trabajos realizados para el Partido Popular. Este pudiera ser la enésima intentona de la derecha andaluza de crear y manipular medios de comunicación; Aierta, Metropolitan TV o ABC de Sevilla.
Esta es la carta que han publicado en su web los preocupados periodistas;
Querido lector, los periodistas estamos acostumbrados a ser quienes hacemos las preguntas. Pero en los últimos días los trabajadores de El Correo de Andalucía nos hemos visto obligados a ser quienes las respondan, después de convertirnos en noticia por la ambigua situación en la que nos ha colocado una venta opaca, que nos ha sumido en una gran incertidumbre, y que para los lectores se ha traducido en cinco días de huelga en los que está previsto que El Correo no llegue a los quioscos, a excepción de la edición especial de hoy.
La venta del periódico por parte del Grupo Alfonso Gallardo, que no se ha preocupado de que los compradores aportasen ninguna garantía para la continuidad del periódico, nos ha dejado sin un referente empresarial que impulse El Correo de Andalucía. Por eso la plantilla ha redoblado los esfuerzos para transmitir a la ciudad que el decano de la prensa de Sevilla no merece enfrentarse a un futuro incierto y que necesita mirar hacia adelante con solvencia y expectativas, para seguir contando a los lectores la realidad sevillana y andaluza.
El viraje de los últimos días se inició en 2007, cuando el Grupo Alfonso Gallardo adquirió al Grupo Prisa sus participaciones en varios periódicos andaluces, entre ellos el 98% de esta cabecera. Este conglomerado empresarial extremeño, dedicado a la siderurgia y a la construcción, quería diversificar su actividad y obtener una posición de influencia en Andalucía.
Bajo su propiedad El Correo celebró su 110 aniversario y vivió uno de los momentos de mayor proyección y venta, hasta que llegó la crisis en 2010, cuando el periódico sufrió un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que se saldó con 13 despidos, bajadas de sueldo y suspensiones temporales de contratos que seguirán vigentes hasta 2014.
En 2011 se produjo otra tanda de despidos, alcanzando la docena. Y hace justo un año, en noviembre de 2012, se pactó un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que volvió a suponer otra rebaja de salarios y suspensiones de contrato de hasta seis meses de este año.
La plantilla asumió todos estos sacrificios entendiendo que había que recortar gastos para hacer viable el periódico. Pero el pasado verano la empresa advirtió a los trabajadores de que el pago de las nóminas, que ya se venían abonando desde hacía tiempo con retraso, no estaba garantizado. Y poco después mostró su intención de vender el diario.
La plantilla inició movilizaciones para reclamar a las instituciones y la sociedad que nos ayudaran a exigir a Alfonso Gallardo que asumiese la responsabilidad que como empresario tenía hacia el periódico. El consejero delegado de Gallardo, Manuel Romero, trasladó a los trabajadores que, aunque eran momentos difíciles, Alfonso Gallardo nunca faltaría a su compromiso con los empleados, pero esto no se cumplió. La falta de respuesta de Gallardo a sus compromisos terminó por provocar la dimisión del director del periódico, Juan Carlos Blanco.
Finalmente, el pasado 28 de octubre Diego Israel Castrejón Barco se presentó ante la redacción como nuevo responsable del periódico. Sin demostrar su solvencia, anunció que había comprado El Correo al Grupo Gallardo a través de unos fondos de inversión, sin aportar a los representantes de los trabajadores documentación alguna. Su llegada junto al abogado Luis Miguel Martín Rubio, que había mediado en la venta, respaldó su versión. Dos días después, Castrejón anunció que los fondos que lo apoyaban se retiraban y que afrontaba en solitario una inversión de gran envergadura, puesto que proponía una fuerte expansión del periódico.
Castrejón solicitó la desconvocatoria de las movilizaciones programadas –entre ellas la huelga que estos días estamos llevando a cabo– a cambio de abonar las nóminas pendientes a la plantilla con fondos procedentes del extranjero, aunque en ningún momento fue capaz de demostrar su solvencia ni llegó a aportar ninguna cantidad.
Los trabajadores desconfiamos desde el principio de su versión y no sólo nos negamos a desconvocar las movilizaciones, sino que las ratificamos de forma unánime. El lunes, en nuestro primer día de huelga, se consiguió anular el nombramiento de Castrejón como director y cualquier derecho que tuviera sobre el periódico.
Pero El Correo ha quedado en una complicada situación legal. Sin un empresario que respalde el proyecto, los trabajadores del decano de la prensa nos encontramos indefensos y reclamamos al GrupoGallardo que asuma la responsabilidad de dar una salida digna que permita la continuidad de esta cabecera, que en febrero cumplirá 115 años.
La plantilla de El Correo necesita un empresario solvente que se ponga al frente de este proyecto editorial, en cuya viabilidad los trabajadores creen, y convierta el periódico que fundó el cardenal Marcelo Spínola en la cabecera de referencia de Sevilla y su provincia, como una vez fue.
Para dar a conocer esta situación mantenemos una huelga de cinco días que muy a nuestro pesar nos está obligando a faltar a nuestra cita diaria con los quioscos, a la que el decano de la prensa ha acudido puntual durante 47.576 ediciones, o sea, desde hace 114 años, nueve meses y seis días. En toda nuestra historia, sólo incidentes como el secuestro durante la sanjurjada de 1932 o el golpe militar del 36 habían logrado alejarnos de nuestros lectores, con los que esperamos encontrarnos de nuevo en breve.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
¿Este gobierno liberticida, fascista, neocon, detrás del cierre de un medio de comunicación o de su sumisión más indecente? No creo, ellos son "liberales" y "demócratas de toda la vida"...
ResponderEliminarAl fin y al cabo, creo recordar que Rajoy era ministro cuando el PP intentó cerrar PRISA y meter en la cárcel a Polanco y Cebrián. Al fin y al cabo, creo recordar que Rajoy era ministro cuando el borracho de M.A.R. llamó a Asensio y le dijo "si no le vendes Antena 3 a Villalonga, el telefónico amigo de pupitre de Aznar, vas a ir a la cárcel".
No, no es creíble que un gobierno fascista esté detrás del asalto al medio con la suficiente (y merecida) capacidad para decidir quién gobierna Andalucía. Arenas y su marioneta Zoido ya pueden ir preparando la fiesta en la que celebrarán el asalto y posterior saqueo de las tierras andaluzas.