Sergio Ramos volvió a dar muestras el pasado sábado en Pamplona de su patente decadencia. Sus continuas expulsiones aderezadas por un carácter "sobrado" confirman que un señor de este nivel mental no puede ser uno de los mandamás del vestuario blanco. Si hay una oferta por él, Florentino no debe dudar y ponerle el lazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario