Alberto Chicote volvió con La Jaula de la loca



Tras su otoño al frente de Top Chef, Alberto Chicote volvió con la tercera tanda de su Pesadilla en la cocina a la Sexta. La cadena protegió el estreno al quitarle prácticamente todos los anuncios, ya que la competencia hacía la noche impracticable.

Anoche el programa volvió con dos capítulos de estreno. En el primero Chicote visitó Taberna Las Concha, situada en la emblemática aldea del Rocío-al lado de la famosa Ermita-. Quizás hasta ahora en estas tres temporadas no habíamos visto a un dueño de un local tan desequilibrado. Antonio se llamaba el sujeto déspota, violento e infantil que regentaba un local que hacía aguas. Este estaba casado con Andrés, el cocinero del local, que rompía a llorar cada vez que a Antonio le daban uno de esos ataques casi cómicos, ya que le daba por cagarse en Diós y tirar cosas al suelo mientras corría entre aspavientos amanerados.
Antes Antonio había conseguido hundir tres negocios financiados por sus padres, que actuaban de testigos dolientes en tan ridículo caos. Tras cuatro o cinco desbandadas del tal Antonio, Chicote le hizo entrar en razón y todos hicieron como si se creían que el sitio de Antonio es la taberna, y no un psiquiátrico.

En el segundo caso Chicote acudió a Las noches de Moscú, local que había capitaneado durante tres décadas Raúl, uno de los famosos "Niños de Moscú" que dejaron la España en la guerra civil y que en su retorno al país había montado este negocio. La nieta de Raúl y su pareja-un árabe alcoholizado- llevaban sin mucho acierto el restaurante heredado. Chicote tras hablar con el decepcionado Raúl se puso manos a la obra a probar la comida, a la que calificó de "basura" y "puta mierda"; "Creo que no he comido peor en mi puta vida", dijo el cocinero madrileño. Después Alberto se enfrentó con los tres cocineros rusos que preparaban tan suculentos manjares, y uno de ellos acabó largándose a su casa tras negarse a preparar un plato y ser recriminado por Chicote. Alberto además acusó a los cocineros de intentar engañarlo por haber limpiado deprisa y corriendo, cuando no era lo habitual del local. Quizás dijo eso para tapar los rumores propagados sobre el programa, que indicaban que pedían a los locales no limpiar para poder recrearse con la mugre.

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