Tomás Gómez se está planteando contentar al sector crítico y minoritario del PSM regalándole a Jaime Lissaveztky la candidatura a la alcaldía de Madrid. Con este gesto Gómez evitaría por primera vez en muchos años que los socialistas madrileños se desangraran en unas primarias, hecho que ayudaría a su candidatura, bien posicionada ahora que el PP puede perder el poder en la CAM tras dos décadas de corrupción, privatizaciones y deuda. Gómez tendría que renunciar a su candidato para ese puesto, el economista y tertuliano Antonio Miguel Carmona.
Está claro que Carmona es mejor candidato que Lissaveztky, tan brillante en los despachos de la FSM como mediocre cara al público. Gómez se acercaría con este gesto a Rubalcaba, amigo íntimo de Jaime. Aun así Tomás está más cerca de Carme Chacón en unas futuras primarias. Gómez hasta ahora había gobernado en consenso, ha construído una alternativa seria a la derecha y nunca se ha amedrentado hacia los ataques de Ferraz-de hecho se ganó su puesto ganándole un pulso a ZP-. Gómez no debe temer a unas primarias contra un desguarnecido sector crítico y no debe renunciar a presentar a Carmona a la alcaldía, ya que en un eventual cara a cara contra Ana Botella puede machacarla.
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