Otros casos de famosos acosados por los fans



Todos los días vemos asesinatos, ataques, puñaladas… pero raras son las veces que suelen ir dirigidos a personajes públicos. Y cuando así sucede, detrás de cada agresión, suele esconderse algo más. Suele estar un fan que actúa por celos, un celo-fán.

En el caso de la mujer de Paco González hemos asistido una vez más al ataque de este fenómeno de fans.

En EEUU es el llamado Stalking, un término que proviene de to stalk –cazar al acecho- para definir esa especie de molesta religión que algunos zumbados procesan, tanto a nivel de creyente como de practicante, y que se basa en acosar al famoso de turno al que le han echado el ojo.

¿Cuántos casos de Stalking (celo-fans) recordamos?

Desde la llegada de la telebasura, la cosa se fue suavizando: Los propios celo-fans descubrieron que lo mejor para hacerle daño a su ídolo era salir en un programa despellejándolo vivo y aprovechar para llevarse una pasta y alcanzar cierta fama.

Es el caso de Richi Bastante, antiguo fan hasta la médula de Tamara (Yurena) que acabó imitándola tanto que se convirtió en mujer cantante (Nova). Aunque Yurena denunció que el exfan la perseguía y había intentado matarla, la cosa quedó en gritos y acusaciones por platós.

Una que corrió peor suerte fue la actriz española Sara Casasnovas (Amar en tiempos revueltos, El Comisario, Hospital Central). La joven intérprete salía del teatro Reina Victoria donde actuaba en la obra de Tennesse Williams La noche de la iguana, cuando un energúmeno se abalanzó sobre ella, increpándola por su constante desprecio a numerosas epístolas en las que le declaraba su amor. El acosador, que venía ni más ni menos que desde Alemania para realizar tal gestión, agarró por el cuello a la asustada chica e intentó atravesarle la cara con una ballesta que se sacó de la manga. Fue condenado a 8 años de prisión.





Michael J. Fox empezó a recibir cartas de una admiradora que firmaba como Tu admiradora número uno, en la que le aconsejaba que dejase a su entonces novia Tracy Pollan y que volviese con Nancy McKeon, anterior ligue en el extenso listado del eterno jovenzuelo del DeLorean. J. Fox contrató a un "solucionador de problemas" llamado Gavin de Becker, conocido en Hollywood por proteger a los famosos de tarados.

Olivia Newton-John descubrió a uno de sus perros colgado con una notita que decía Necesito matarte.

A la pobre Cher le enviaron una oreja con restos de sangre.

Stephanie Zimbalist (Laura Holt junto a Pierce Brosnan en Remington Steele) recibió 212 cartas, una detrás de otra, de un stalker que firmaba como Tu admirador secreto, en las que le demostraba que conocía hasta el número de braguitas de Piolín que había comprado en el Carrefour.

Y el caso quizá más conocido por todos es el de John Lennon, pero lo interesante es que el libro de cabecera de su asesino, Mark Chapman era El guardián entre el centeno, el mismo que idolatraba John W. Hinckley, el tarado que por llamar la atención de Jodie Foster disparó contra Ronald Reagan en 1981.

Ya lo saben, recomendación de este ELECTRODUENDE, si son famosos y les persigue obsesionadamente un celo-fán... ¡Échense a temblar!

Vía; Teledecristal

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