Vivir es fácil con los ojos cerrados triunfa en unos Goya sin Wert
Vivir es fácil con los ojos cerrados, con seis premios de siete posibles, incluido el de mejor película, ha sido la gran triunfadora de unos Premios Goya en los que el director de la cinta, David Trueba, se ha llevado a casa dos estatuillas -mejor dirección y mejor guion original- acabando con la maldición de 20 años de nominaciones sin premio. La película de Trueba, participada por TVE, se ha llevado también el Goya a mejor actor, para Javier Cámara, mejor actriz revelación, Natalia de Molina, y mejor música original.
Las brujas de Zugarramurdi ha sumado el mayor número de estatuillas, ocho, de diez posibles, aunque todas de carácter técnico -menos la de actriz de reparto-, mientras que La herida, el debut cinematográfico de Fernando Franco y ganadora de otros premios, se ha llevado dos de los seis Goya a los que estaba nominada, el de mejor director novel y el de mejor actriz para Marián Álvarez.
En el lado de los perdedores han quedado las otras tres nominadas a mejor película, La gran familia española, Caníbal y 15 años y un día, que se han llevado dos -actor de reparto para Roberto Álamo y canción original-, uno -fotografía- y ningún premio, respectivamente, en la ceremonia celebrada por segundo año consecutivo en el Centro de Congresos Príncipe Felipe de Madrid.
Estos Premios Goya también han servido para que muchos eternos nominados se hicieran al fin con la preciada estatuilla: además de la decena de nominaciones de Trueba, Javier Cámara, que gana el 'cabezón' tras seis nominaciones -la primera en 2004- y Terele Pávez, nominada en cinco ocasiones desde 1988.
Pese a su ausencia de la gala, el ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, ha sido uno de los grandes protagonistas de la noche al convertirse en blanco de las críticas, desde las del presentador de la ceremonia, Manel Fuentes, hasta las de muchos de los premiados y los entregadores de premios. Así, Javier Bardem lo ha calificado de "ministro de anti-Cultura", mientras que el cineasta Mariano Barroso ha pedido su dimisión cuando ha recogido su Goya a mejor guion adaptado.
Unos Goya con sabor a Lennon
La historia real de Juan Carrión, el profesor de inglés de Albacete de la España franquista que enseñaba inglés con las canciones de los Beatles y viajó hasta Almería para intentar conocer a John Lennon cuando rodaba allí en 1966, le ha dado a David Trueba los Goya que hasta ahora se le habían resistido.
En la ceremonia estaba como invitado el propio Carrión, que a sus 89 años sigue dando clases de inglés, y que se ha vuelto a su casa de Cartagena con un Goya bajo el brazo, pues Trueba le ha regalado el de mejor guion.
"Yo estoy muy acostumbrado a perder; soy del Atleti. Llevaba 20 años y me ha tocado a mí", ha dicho Trueba al subir por segunda vez al escenario a recoger el Goya a mejor director, que ha dedicado, entre otros, a los actores, de los que ha dicho que son el "gran placer de este trabajo".
Muy emocionado estaba Javier Cámara al recoger su primer Goya: "He soñado este momento varias veces", ha confesado el actor riojano, al que le ha hecho "muchísima ilusión" un premio que ha dedicado a Juan Carrión, y "a todos los profesores que han inoculado en mí la búsqueda por la excelencia".
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Su compañera de reparto, la joven actriz jienense Natalia de Molina ha recogido llorando el premio a mejor actriz revelación: "Muchísimas gracias por creer en mí en un momento en el que es muy difícil creer en nada", le ha dicho a David Trueba, tras mencionar también de Juan Carrión.
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Dos Goya cantados para La herida
Dos de los premios más cantados de la noche fueron los de mejor actriz, para Marian Álvarez, y mejor director novel, Fernando Franco, por La herida.
Después de haberse llevado todos los premios previos posibles, la Concha de Plata, el Forqué y el Premio Feroz de la crítica cinematográfica, Marian Álvarez ha recogido emocionada su primer cabezón en su primera nominación. Álvarez ha dedicado el premio a sus padres, quienes solo le pidieron "una cosa en la vida", que "jamás" tirase la toalla, y, sobre todo, a Fernando Franco: "No va a haber premios en este mundo que te den todo lo que tú me has dado a mí", le ha dicho.
"Y a todas las 'Anas' del mundo, este ha sido un año de grandes interpretaciones, de grandes personajes de mujeres, supervivientes, luchadoras, valientes, y quiero dedicárselo a todas esas mujeres que se pelean por nuestros derechos, que no van a permitir que nada ni nadie decida por nosotras", ha concluido la actriz madrileña.
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Poco minutos después ha subido al atril a recoger su Goya a mejor director novel Fernando Franco, que, tras recordar que su padre fallecido le enseñó a valorar "la educación y la cultura", se ha deshecho en elogios hacia su actriz protagonista: "Ha sido un auténtico lujo trabajar contigo, y sobre todo tenerte como amiga. Este no el día más importante de la película, sino cuando me dijiste que sí harías el papel en una tetería de Lavapiés. Sin ti no habría peli, no habría esto (señalando la estatuilla), no habría nada", ha dicho el cineasta sevillano.
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La emoción de Terele Pávez
Una muy emocionada Terele Pávez ha logrado su primer Goya, a mejor actriz de reparto, por su papel en Las brujas de Zugarramurdi, tras cinco nominaciones a lo largo de su carrera, la primera en 1988. Tras una larga ovación con el público puesto en pie, Pávez ha recibido el premio de manos de Javier Bardem: "Estoy tan agradecida, tan llena de cariño, os quiero tanto, tengo 74 años y llevo en esto 60 y son 60 años queriéndoos, admirando y agradecida a ser de esto", ha dicho aguantando a duras penas las lágrimas la actriz, que ha dedicado el premio a su hijo, presente en la platea: "Todo esto por una sonrisita tuya nada más".
El Goya a mejor actor de reparto se lo llevó Roberto Álamo, por su papel de discapacitado psíquico en La gran familia española, mientras que el de mejor actor revelación, se lo llevó Javier Pereira, por Stockholm, la película autoproducida que ganó el premio a mejor drama en los Premios Feroz.. "Gracias por este regalazo", ha dicho Pereira en uno de los discursos más largos de la ceremonia, en el que también lanzó un mensaje a los dirigentes de la industria cinematográfica española: "Unámonos y ayudemos a salvar el cine".
Amor, de Michael Hakene, sigue sumando premios un año después al llevarse el de mejor película europea, mientras que Azul y no tan rosa se ha llevado el Goya de mejor película iberoamericana. Un sudamericano, el argentino Juan José Campanella, ha ganado con su primera película de animación, Futbolín, el Goya en la categoría.
Críticas y ausencias
En una noche de muchas emociones, tampoco se libro de ellas Enrique González Macho, que se despedía de su cargo de presidente de la Academia de Cine Español, en su tercera ceremonia de los Premios Goya, lanzando un mensaje de desesperación por la situación del sector: "Estamos en una situación que ninguna industria puede soportar", ha señalado González Macho, que ha vuelto a calificar de "héroes" a quienes han hecho cine este año en España.
González Macho ha denunciado el daño que ha hecho la subida del IVA cultural y lo ha ejemplificado con cifras -"por cada euro recaudado por la Hacienda púiblica, la cinematografía española ha perdido dos"- y ha criticado la inacción del Gobierno, aunque ha advertido de que "no van a poder acabar con los sueños de todos los que nos dedicamos al cine".
Aunque no era la primera vez- Jorge Semprún no asistió a la gala en 1989-, la ausencia del ministro de Educación y Cultura fue uno de los temas de la noche. "¿De verdad que no ha venido el ministro? Creo que al final vendrá, porque además de Cultura es el de Educación", decía Manel Fuentes al principio de una gala que ha durado casi tres horas y en la que ha habido parodias, números musicales y humorísticos, como los Chanantes, que han puesto la nota de humor a la fiesta del cine español.
Vía; RTVE
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