Así machaca la caverna a las "Marchas por la Dignidad"
Algunos hoy continúan reduciendo las Marchas por la Dignidad del pasado sábado a una revuelta de extrema izquierda, ignorando los testimonios de muchos ciudadanos que participaron en la convocatoria: madres con sus hijos, mayores, desempleados, jóvenes… Isabel San Sebastián, en ABC, dice que “mezclar lo ocurrido en Madrid con la dignidad es una afrenta al diccionario español”, mientras que en El Mundo, Fernando Sánchez Dragó, tan dado a los efectos, escribe que la capital fue ejemplo de dignidad, pero por los “seis millones de madrileños no se sumaron a la marcha”.
Willy Toledo, IU y los sindicatos
Tras la escandalosa portada de La Razón del domingo, que se centró en la “indignidad de los violentos”, Isabel San Sebastián se esmera hoy por tapar lo que fue realmente la movilización circunscribiéndola a Willy Toledo, Izquierda Unida y a los sindicatos de trabajadores, que apoyaron las Marchas, acallando que la manifestación fue más que aquellos: ciudadanos hartos por los recortes de derechos sociales y de bienestar económico.
Lo contrario del honor
“Ni las marchas ni el desenlace guardan relación con un concepto tan profundo ni emparentado con el honor, más bien lo contrario”, escribe San Sebastián en su columna de ABC, en la que contrasta las Marchas con la “dignidad” que mostraron Suárez y Gutiérrez Mellado el 23-F, sin enterarse –a columnista- que va de lo mismo.
Hordas de encapuchados
Para Isabel San Sebastián, “relacionar dignidad con las hordas de encapuchados” y violentas que “se enfrentaron a patadas contra los policía”, en una “orgía de furia destruyendo escaparates y mobiliario urbano”, representa un “agravio” al idioma.
Castristas, guevaristas
En su opinión, “los organizadores ya habían mancillado la palabra escribiéndola en sus carteles junto a la hoz y el martillo o retratos del Che Guevara”, porque “¿pueden darnos alguna lección de dignidad quienes como Willy Toledo se han abrazado a la bandera totalitaria del castrismo? (…) ¿Hay alguna esperanza de salvación en ese estandarte de la muerte?”.
Dignidad es una palabra que les queda demasiado grande, concluye San Sebastián- “a Cayo Lara, Sánchez Gordillo, Méndez y sus ERE fraudulentos, o Toxo”. Los miles y miles de españoles que tomaron Madrid el sábado no existieron para la columnista de ABC.
Sánchez Dragó y sus ganas de hacer pis
Fernando Sánchez Dragó, ese “lobo feroz” –sin segundas, es el nombre de su columna- cuenta en El Mundo su experiencia con las Marchas, que se reduce a hablar sobre sí mismo. Muy bien contado como siempre, hay que decirlo.
Iba a eso de las siete hacia el Café Gijón –narra el escritor-, donde iba a “dirigir una tertulia literaria” y su malestar fue tremendo cuando descubrió, para su pesar, que tenía “ganas de hacer pis”, pero en “el urinario del Gijón hay una cola de indignados dignos tan larga como la bufanda que Umbral llevaba el día en que llegó al café”.
La chica en pelotas
Él a lo suyo. “La tertulia transcurre sin incidentes. Luego me enteraré de que fuera, mientras Reyes Monforte y yo hablábamos de burkas, de besos de arena y de cosas así, se había liado la de San Quintín. Hubo que blindar el Gijón. Devastaron su terraza. Una chica se quedó en pelotas”.
La dignidad de los que se quedaron en casa
¿Su experiencia de todo lo que sucedió en Madrid el sábado? “Era ya la una de la mañana. Los manifestantes tenían razón: Madrid fue el sábado capital de la dignidad, pero no por activa, sino por pasiva. Seis millones de madrileños no se sumaron a la marcha”. Sin comentarios.
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