Así trincó Marhuenda los 32 millones de pesetas que le costaron su salida de la política catalana
Según reveló la Revista Mongolia el pasado mes de octubre, en el período en el que Marhuenda trabajó como director del gabinete del ministro de Administraciones Públicas (en aquel entonces, Mariano Rajoy) el ahora director de La Razón habría recibido un sueldo mensual complementario por parte de Vicente Cardellach, ex-presidente del Colegio de Graduados Sociales de Barcelona y, casualmente, suegro del actual ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz.
“Honorarios Señor Marhuenda”
Los pagos mensuales, de los que, según la auditoría de la entidad dirigida por Cardellach, no se hacían facturas, oscilaron entre las 400.000 y 460.000 pesetas (entre 2400 y 2700 euros) y hasta finales del año 1998 constaron en su contabilidad como “Honorarios Señor Marhuenda”, como indica la citada revista. AR Servicios de Auditoría afirmó que estos pagos sin factura ni retención del IRPF, al ser anteriores a 1999, ya habían prescrito a efectos fiscales.
Apartado de la política
A partir de 1999, los pagos comenzarían a ingresarse en empresas administradas por el propio Marhuenda y por su esposa. El flujo de dinero cesó cuando Marhuenda fue acusado de vender el fondo documental de una empresa de la que supuestamente era titular a un Centro Público. Este hecho supuso, tal y como afirman diversos medios de comunicación, el fin de la carrera política del actual director de La Razón en el momento en el que ejercía el cargo de Director General de Relaciones con las Cortes del Ministerio de la Presidencia, cuyos número uno y dos eran, precisamente, Mariano Rajoy y Jorge Fernández Díaz. Fuentes del Partido Popular afirman que fue el propio Aznar el que se encargó de transformar su cese y salida por la puerta de atrás en una renuncia voluntaria.
Apuntando maneras desde el principio
La carrera periodística de Marhuenda estuvo ligada a Fernández Díaz desde sus primeros pasos profesionales en su Barcelona natal. De la mano del empresario Javier de la Rosa (su jefe en el catalán Noticiero Universal y también uno de lo mayores financiadores de Alianza Popular en Cataluña) se convirtió en el altavoz público de un triángulo de poder formado por Enrique Lacalle (concejal en Barcelona de 1989 a 1991), el propio Jorge Fernández Díaz y el hermano de este, Alberto.
Pleitesia a sus correligionarios
La pleitesía de Marhuenda hacia sus correligionarios era de dominio público ya en la década de los 90. Fue desde su tribuna en la edición catalana del diario ABC donde publicó “La resurrección de Lázaro”, un texto incluido en una serie de artículos donde Marhuenda defendía a capa y espada a un Javier de la Rosa que en aquel entonces se encontraba en prisión por el caso Grand Tibidabo, en el que se le acusó por la descapitalización fraudulenta de la empresa, lo que afectó a 9000 inversores. En el texto, Francisco Marhuenda apoyaba al financiero en sus denuncias a altos cargos de la política catalana y denunciaba que el Caso Tibidado era “una conspiración en la que confluyen fiscales justicieros, periodistas resentidos, políticos con oscuros intereses y otros que quieren esconder sus vergüenzas”.
Dando la cara por los suyos
Unas declaraciones que muestran ya a un Marhuenda siempre dispuesto a dar la cara por los suyos, teniendo siempre presente que los favores en determinados círculos de poder siempre tienen su respuesta. El propio Julio Ariza, propietario de Intereconomía y con el que mantiene un sonoro intercambio de golpes, afirmó en La Mañana de Federico Jiménez Losantos que Marhuenda ha generado pérdidas por valor de 22 millones de euros desde 2009 en su periódico, pero que su producto se mantiene “por razones que usted y yo conocemos”, le dijo al periodista de Libertad Digital.
Maurici Casals y sus influencias
Como no podía ser de otra forma, la llegada de Marhuenda a La Razón en 2001, tras su abandono apresurado de la política, se produjo bajo el auspicio del ministro de Interior y de las relaciones con las altas esferas políticas. En este nuevo cargo toma especial relevancia Maurici Casals, presidente de La Razón y bautizado como El príncipe de las tinieblas por su propio jefe, el presidente del Grupo Planeta José Manuel Lara. Además de ser reconocido amigo íntimo de Fernández Díaz, el ejemplo más visible de los estrechos lazos que Casals mantiene con altos cargos gubernamentales está en las informaciones publicadas por El Mundo, en las que el rotativo entonces dirigido por Pedro J. Ramírez afirmaba que el presidente de La Razón había actuado como interlocutor entre Luis Bárcenas y el Partido Popular.
Siempre del lado del ministro
Marhuenda no ha perdido la oportunidad de defender a Fernández Díaz cada vez que ha podido intervenir en los diversos medios de comunicación donde colabora. Lo hizo en Al Rojo Vivo, el programa de La Sexta, con motivo de la salida de Alejo Vidal Quadras desde el PP a las filas de VOX. “Yo conozco a Alejo Vidal-Quadras del año 1983 del club Prisma, yo viví como el traicionó a su mejor amigo que era Jorge Fernández Díaz. Le traicionó por la ambición cuando se le abre la posibilidad de liderar y hacerse con el poder en el PP de Catalunya”.
Relación longeva y sin fisuras
Una relación longeva que se mantiene a través de los años y de los cargos que ambos van desempeñando a lo largo de sus carreras. Uno de los últimos episodios en los que Marhuenda ha esgrimido una defensa a ultranza del ministro es la denunciable actuación de la Guardia Civil el 6 de Febrero con unos inmigrantes que intentaban llegar a nado a la ciudad de Ceuta. En ese momento Marhuenda negó que la Benemérita disparase pelotas de goma a los inmigrantes para disuadirles de seguir avanzando hacia la ciudad.
Papel importante en el PP
Estas informaciones revelan que Mariano Rajoy no fue el primer contacto importante de Marhuenda con los gerifaltes del Partido Popular. Ejerciendo de fiel escudero desde todos los ámbitos, el director de La Razón sigue jugando un papel importante y multidisciplinar en la representación del ideario del partido en todo el espectro de los medios de comunicación. Para Marhuenda, las fronteras entre el periodismo y la propaganda política no están muy claras, y eso le ha permitido mutar durante su carrera profesional sin dejar de ser fiel a su partido. Y a sí mismo.
Vía; El Plural
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