El cortijo andaluz se cobra a su última "víctima"




La ex ministra Magdalena Álvarez ha sido imputada por la juez Mercedes Alaya y tendrá que abonar una fianza de 29 millones de euros por "prevaricación" y "malversación de fondos", incluidos en el infame culebrón de los ERE. Siendo lamentable el Caso Gürtel, hay que decir que este es mucho más vergonzoso, ya que era el dinero para los trabajadores con el que se jugaba, mientras en el caso de corrupción del PP el dinero corrompido era el de empresarios que tenían como objetivo conseguir contratos de administraciones públicas, que sí que es verdad, revierte negativamente inflando las adjudicaciones que acabamos pagando todos nosotros.

El PSOE tiene un problema en Andalucía. No se puede llamar izquierda a la compra de voluntades mediante subsidios procedentes de Madrid o Bruselas. Es una corruptela disfrazada de socialdemocracia al débil, que ha devenido en una comunidad donde impera la vagancia, el analfabetismo, el paro y la falta de productividad. La única suerte para el PSOE en Andalucía es que como rivales están los señoritos andaluces de los Arenas y demás derecha clasista y señoritil, que ve a Andalucía como un simple lastre al que hay que asfixiar.

La última heredera de la corruptela socialista es Susana Díaz, operación de márketing de última
hora que tiene como objetivo la frase de El Gatopardo; "Cambiar todo para que na cambie".
Lo peor de todo es que el mensaje positivista y comercial de Susana ha calado en el PSOE nacional, ya que esta sujeta ha conseguido convertirse en una de las promesas del socialismo español, lo que demuestra a que ínfima altura se encuentra este. Susana ha sido incapaz de levantar las podridas alfombras del socialismo andaluz y con este gesto ha confirmado que no hay renovación, hay continuismo.

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