La España pirata

Mucha gente se pregunta qué quién cojones gobierna este país. El otro día El Diario publicó la noticia de que el PP y el PSOE coinciden en el 74% de las votaciones en el Congreso, por lo que vemos que el sistema no ha muerto ni morirá. Esto lo comprobaremos en las próximas europeas, cuando veamos que el PPSOE suma mucho más que el 50% de los votos, por lo que al corrupto sistema le queda larga vida. Por mucho que crezcan los pequeños-en un sistema electoral que les perjudica-, la mayoría nunca la alcanzarán a medio plazo, por lo que el PPSOE seguirá reinando.

Una revolución pendiente

La última revolución en España ocurrió hace ochenta años, cuando todavía se pasaba hambre. Esa revolución la frenó la división crónica de la izquierda y toda la derecha fascista; el clero, los terratenientes, las grandes fortunas y los militares del brazo de Hitler y Mussolini. Esta delictiva alianza nos trajo cuatro décadas de represión, adoctrinamiento y hambre. Y encima su final fue feliz, ya que España es el único país de Europa donde el fascismo ha muerto en la cama. En Portugal, Alemania o Italia acabó con sangre. Aquí el cambio de régimen se produjo voluntariamente por el franquismo, que sabía que jugaban en tiempo de descuento. Pero no por la calle, que revolvía poco y mal, sino por la estrategia económica y la presión internacional.

Cómo la calle no propició la transición, la Constitución-ahora denostada- se produjo en los despachos. Y en esos despachos había varios miembros del franquismo, por lo que salió una Constitución conservadora. Y encima la izquierda renunció a su propia existencia a cambio de sobrevivir mutilada. Sus representantes fueron Felipe y Carrillo, dos vendidos disfrazados de progresismo.

Felipe renunció al marxismo primero, siendo financiando con el derechón socialismo alemán, y después se negó a privatizar la banca y se tragó la entrada a la OTAN. Cuando dicen que fue un presidente de consenso, quieren decir que no gobernó para el progreso de este país, sino para el mantenimiento de las cuotas de poder de los que realmente mandan; la oligarquía financiera, que no sufrió con el cambio de poder. Carrillo por su parte cambió cuarenta años en el exilio por un triste escaño, que abandonó al dejarse comprar por el socialismo gobernante, viviendo hasta su muerte de los satélites mediáticos del PSOE.

La izquierda renunció

Olvidan los que repiten que socialismo es igual a ruina, los avances sociales que ha logrado éste. Piensa algún estúpido que había sanidad y educación pública en los tiempos de Adán y Eva. El capitalismo ha conseguido la creación de una izquierda anualada o anestesiada, tipo Blair o el imbécil de Manuel Valls-
Primer Ministro francés-. Es decir, renunciar a la izquierda económica, aliarse con el poderoso y tener algún ligero guiño social para que los parias te sigan votando. Esta grotesca nueva izquierda puede verse en España de la mano de Juan Moscoso, "pijoprogre" de la patética cantera del PSN, que ha declarado que la izquierda no es el 15-M ni los que rodearon el Congreso. Claro que nó, campeon. La izquierda eres tú, que vendes tu alma al diablo para mantener el culo en el escaño.

Dos ejemplos de Madrid

En verano del 36, Franco dio un golpe de Estado. Los ciudadanos madrileños bajaron a las calles, se armaron y al grito de "no pasarán" frenaron a un ejercito profesional. El golpe de Estado fascista fracasó y por eso tuvimos guerra de desgaste. Cuarenta y cinco años después, en la noche del 23-F, Tejero vuelve a dar un golpe de Estado fascista y, ¿Qué hace el pueblo de Madrid? Meterse debajo de la cama, encerrarse en casa y no salir a defender su patria.

Estos dos ejemplos de comportamiento del pueblo de Madrid son síntoma de la falta de hambre. Es decir, que mientras no nos falte un plato de sopa en la mesa, podrán violar al pueblo con total impunidad. Ya se ocupará el capitalismo de que no nos falte el plato, porque así tendremos que temer que perdemos algo, no como en el 36, donde no había ya nada que perder. El capitalismo se ha dado cuenta y nosotros no.
Renunciamos a la lucha y a defender nuestros derechos porque hay sopa en el puchero.


Un pueblo mediocre

Solo barruntamos lo que nos han robado cuando nos ha llegado el agua al cuello. Ahora nos hemos dado cuenta que el difunto Gil y Gil era un ladrón y que Zaplana hacía chanchullos. ¿Nos deben dar pena los ciudadanos de Marbella? Yo lo dudo mucho. Hemos tenido a los representantes que nos hemos merecido, o sea que no culpemos de todo a ellos. Hay una gran responsabilidad civil en lo ocurrido.


En los días de vino y rosas estaba mal visto hablar de política, por eso les dejamos hacer lo que quisieran y
sin ningún mecanismo de control. A nadie le interesaba hasta hace dos días ni la política ni la economía...
Era mejor hablar de lo bonito que es Canadá, del último modelo de Audi o del piso de Menorca.
Nuestra picardía, que tantos libros ha llenado, será nuestra ruina y nuestro descrédito ante el mundo. Tenemos que cambiar nuestra educación sobre lo bueno y malo, y los ejemplos están ahí, en nuestros vecinos europeos, que ven con desprecio nuestros comportamientos.

Mirar para otro lado

¿Cómo podemos mirar hacia otro lado cuando a un jubilado le han estafado todos sus ahorros que consiguió tragando mierda en la mar o en la mina? ¿Cómo no podemos apedrear a Miguel Blesa o defender con uñas y dientes a Elpidio Silva, el juez que está siendo ahora juzgado? ¿Cómo podemos mirar para otro lado cuando a los más desfavorecidos les recortan o quitan ridículas pensiones? ¿Cómo somos tan hijos de puta de creer que merecemos algo mejor?

Actuar y sus consecuencias

En la revolución francesa se dijo que la violencia no era el derecho del pueblo cuando era violado por el poder; era la obligación del pueblo. Si el sistema gobernante sigue con su escalada de violación de derechos, no quedará otro remedio que salir a la calle a defender lo nuestro con uñas y dientes. Pero para que eso no ocurra, es mejor que abramos los ojos y decidamos en consecuencia. Actuar no es votar a Rosa Díez, para que se crea la más guay, o a Izquierda Unida, para que siga mendigando las migajas del sistema corrupto. 

¿Qué es violencia?

Violencia en España significa que un tipo con rastas y con un porro en la oreja queme una papelera. Eso no es violencia, eso es una gilipollez. ¿No será más violento estafar a un jubilado o dejar sin pensión a un niño al borde de la muerte en Castilla-La Mancha? ¿No será más violento patear al débil o violar al desamparado? Parece que aquí no.