Así son Adrián Madrid y Óscar Cornejo; los padres del Tomate



Quien lo ha parido es un genio. La pena es el contenido". Así explicaba el mítico José María García su pensamiento sobre Aquí hay tomate, el programa que revolucionó la televisión con los cebos. La venta de la escuálida mercancía con el engaño al personal.

El proyecto nació en 2002, impulsado por sus directores, ahora millonarios, Adrián Madrid y Óscar Cornejo, que parieron un show diario sobre conflictos vecinales, que en principio iba a ir sin plató ni presentadores. Pero en Telecinco el citado programa, nacido para cubrir el irreparable hueco de Al salir de clase, acabó siendo un espacio rosa, quizás el primero tras Tómbola en perderle el respeto modelo ¡Hola! a los famosos.

Y el programa se convirtió en uno de los programas más rentables del mundo; con tan solo tres millones de presupuesto, facturaba alrededor de 150 millones anuales. Casi nada.
Jorge Javier Vázquez, al que Cornejo conocía porque él fue el director de Rumore rumore y de la parte rosa de Sabor a tí, fue el elegido contra la voluntad de la cadena, que no lo veía en el papel. A su lado colocaron a Carmen Alcayde, una simpática chica valenciana, con experiencia en la autonómica de su comunidad, que en principio fue fichada como reportera de calle.
Cornejo antes de ser el gran maestro del corazón fue reportero de los partidos del Barça y Espanyol o cámara de Informativos Telecinco. Ahora en cambio es un gran capo de la comunicación que está casado con Jaume Collboni, próximo candidato del PSC a la alcaldía de Barcelona.

Cornejo y Madrid lanzaron en 2006 Hormigas blancas, una productora renombrada como La Fábrica de la tele poco después. Vasile, tras el nacimiento de la Sexta, dejó de fiarse de Globomedia, la productora que más éxitos le había dado a la cadena, y decidió apoyar el nacimiento de "productoras de confianza", lanzadas por ex directivos y ex trabajadores de la cadena.
Su primer programa fue La pasión de Lola, que giró en torno a un amante cantaor de "La Faraona". Después llegarían TNT, El puzzle blanco, El Ventilador, La Noria, Las gafas de Angelino, Abre los ojos...y mira, El Comecocos, G20, Fresa Ácida, Hormigas blancas, El laberinto de la memoria, El revientaprecios, La Caja o Dale al REC. En los últimos tiempos han llegado el magazine de tendencias Cazamariposas y los espacios de entrevistas Viajando con Chester y Hable con ellas, los tres con buen pie.

Aunque el gran programa de La Fábrica de la tele es Sálvame, con todo el universo que este programa engloba. Sálvame en principio fue una tertulia golfa de madrugada que iba detrás de Supervivientes, con juguetes rotos reciclados tras la crisis del corazón, iniciada por la torpe investigación de Lydia Lozano del Caso Ylenia y las denuncias de Sé lo que hicisteis, que consiguió que al Tomate se le vieran las costuras y llevar al descrédito a la prensa rosa. Un programa hipócrita, ya que iba de espacio blanco humorístico, cuando en realidad era un zapping duro aliñado de chistes y sketches que no le interesaban a nadie, tal y como se demostró cuando dejaron de tener acceso a las imágenes del Tomate de turno.

Los juguetes rotos reciclados, decíamos, eran Jorge Javier, al que llamaban "maricón" por la calle, que se había convertido en un periodista civilmente muerto. O Kiko Hernández, que había dejado de trabajar, camino del olvido. O Kiko Matamoros, que se había arruinado. O Lydia Lozano, en las cloacas de la prensa, tras la investigación citada. Sálvame nos salvó a todos, se oyó en el quinto aniversario del programa, y es verdad, porque la cuenta de resultados de Telecinco se resentía con las tardes hundidas, con programas como Las gafas de Angelino, Está pasando, Guerra de sesos, Toma cero o Mujeres y hombres y viceversa.

Ahora Sálvame es el rey de las tardes y de los viernes noche. Y La Fábrica de la tele es una próspera compañía, que obtiene beneficios anuales en torno a cinco millones de euros. La creación de una mezcla de reality y culebrón endogámico con personajes como Belén Esteban les ha llevado a convertirse en casi imprescindibles para la cadena amiga. Su talento, aunque algunos digan que desaprovechado, no merecía menos.















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