Luces y sombras de David de Jorge, la nueva estrella de Mediaset-y las guerras de los cocineros-



Quedan pocas semanas para que un grande entre los grandes, David de Jorge, se cuele en nuestros hogares con su campechanía, su cocina sencilla y en definitiva su simpatía.

Acierta Mediaset cancelando ese patético teatrillo llamado De buena ley, donde chapoteaban actorzcuchos, que simulaban sin tino casos trágicos, mientras que la chusma rebotada de la telebasura sentaba cátedra.

Ahora le relevará el nuevo Robin Food, ese formato donde el cocinero se chupa el dedo, hace cócteles con alcohol, suelta tacos, grita como en una taberna, hace guarrindongadas, se ríe con su amigo Martín Berasategui y nos muestra una cocina tan sencilla como efectiva.

El acto de superación de David

En año y medio De Jorge se quitó de encima más de ciento treinta kilos, con la ayuda primero de un balón gástrico y después sometiéndose a una operación de estómago. "O adelgazas o te mueres", dicen que pensó cuando vio que la báscula le marcaba que pesaba más de 267 kilos.

"Soy consciente de mi peso todos los días. Soy un gordo feliz, pero la obesidad es una putada. Si vas a coger un avión tienes que reservar dos plazas o pedir que te pongan en algún asiento cerca de la ventana, no quepo en todos los coches, así que viajo principalmente en moto, y no me puedo sentar a tomar café en el 99% de las terrazas porque no me cabe el culo en la silla; aparcas el coche a 300 metros y te tienes que parar doce veces antes de llegar, te cuesta echar un polvo, subir escaleras... Te genera frustración. Uso pantalón corto desde hace cinco años, porque nunca tengo frío, y alpargatas porque necesito zapato de horma muy ancha. No me puedo comprar la ropa en una tienda normal y me la hago en un sastre. ¡Tengo ganas dpoder atarme unos zapatos de cordón con comodidad!"

Con estas palabras, repletas de sentido común y amargura, reflejaba David la manera en la que ha vivido los últimos años. Es más que recomendable visionar el documental El peso y el espejo, donde familiares, amigos y compañeros de profesión cosen una interesante, sin almibarar, historia de superación personal.

El libro de las sombras de David de Jorge y las guerras entre cocineros

El peculiar mundillo de la cocina está lleno de egos, envidias, rivalidades, piques y odio. Es un mundo tan obsesivo como competitivo, donde la superficialidad se mezcla con negocios, con guías de viajes, con intereses mediáticos, con guerras frías silenciosas...

Y aunque David haya sido un soplo de aire fresco en la cocina televisiva, debemos señalar el rastro de enemigos que ha dejado atrás en el mundo culinario, ya que en sus años dentro de una cocina-luego lo tuvo que dejar por su peso y se centró en grabar una vez por semana por televisión y trabajar como asesor culinario desde casa-, mantuvo disputas célebres, que manifiesta de vez en cuando con un odio visceral al reputado Andoni Luis Aduriz, su ex socio, al que casi culpa de su peso mezquinamente en el documental antes citado. Además esto se agrava porque su socio e íntimo es Martín Berasategui, enemigo de humo que venden tanto Adrià como Aduriz, su claro discípulo. Pero las relaciones entre De Jorge y Berasategui han sufrido varios altibajos, estando en varias ocasiones durante largas temporadas sin mirarse a la cara. A De Jorge lo definen los que han trabajado junto a él "tan brillante como dictador". Pero peor cartel tiene Berasategui, del que incluso se duda su amor por la cocina, ya que siempre está demasiado pendiente del dinero, el vil metal.








Ver el documental El peso y el espejo;








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