Hace poco más de tres años, Paolo Vasile se plantó ante Pablo Motos. Y es que cuando Mediaset compró Cuatro, los directivos italianos no entendieron los desorbitados salarios y presupuestos de la cadena de Prisa, que primaba en ocasiones la imagen y marca de la cadena por encima de la rentabilidad. Es decir, que tenía varios programas "estrella" que no dejaban ni "un duro" en la cadena.
Era el caso de El Hormiguero y Tonterías las justas, ambos producidos por 7 y acción, factoría de Motos y Jorge Salvador.
Es por ello que Vasile se negó a mantener el presupuesto de El Hormiguero y subir el de Tonterías las justas, ya que Florentino Fernández, recientemente fichado por Mediaset, pretendía cobrar "un kilo" diario-6.000 euros por programa-. Por eso ambos formatos volaron a Antena 3.
El problema es que tres años después, Mediaset no ha encontrado un relevo de garantías a esas dos franjas prioritarias de programación, sobremesa e inicio de la noche, estrenando formatos fallidos como No le digas a mamá que trabajo en la tele, Las noticias de las dos, Frikilis, Natural Frank, Ciega a citas o Gusap!, el más ambicioso, que no llegó ni a estrenarse.
El único espacio que consiguieron rentabilizar fue Lo sabe, no lo sabe, que acabó fatigado tras un año de emisión. En sobremesa la cadena ha apostado esta temporada por Ciega a citas, que tras casi medio año de emisión no ha logrado asentarse. Mediaset, creía con mal ojo, que el culebrón podía convertirse en verano en formato revelación, como años atrás hicieron Pasión de Gavilanes o Yo soy Bea, pero no ha sido así, y en las últimas semanas ha sido cancelado, tras promediar datos que rondaban el 5%, insuficientes para su presupuesto.
En el inicio de la noche, Cuatro estrenó hace mes y medio Todo va bien, programa que tardó varios meses en ver la luz, tras multitud de pilotos que no convencían en la casa, que dudaba entre que primase más el corazón o el humor, ganando finalmente la segunda opción, Pero el problema es que el humor no ha funcionado en el programa; ni las llamadas telefónicas de los especialistas de Los 40, ni las patéticas bromas de cámara oculta, ni los humoristas fichados por el programa-entre ellos Iñaki Urrutia, un pseudocómico sin chispa salido de la Paramount, que nunca ha triunfado y dudamos que triunfe en las nacionales-. A esos fallos, se le añade que la pareja de presentadores no funciona; Xavi Rodríguez, que tenía cierta gracia en la radio, está desubicado, y Edurne luce simplemente como florero, y solo da que hablar en las redes sociales por sus pronunciados escotes.
Como ni los presentadores ni el humor carburan, la productora ha decidido tirar de entrevistas estelares para remontar, llegando por las justas a un prometedor, pero insuficiente, 6% de share.
Datos con los que no consiguen superar ni a los refritos de Wyoming, que nos imaginamos que en otoño barrerá en directo al programa, si es que Todo va bien logra comenzar la próxima temporada, tras la debacle veraniega.
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