Ana Obregón; anécdotas, aventuras y desventuras de nuestra musa







Ana Obregón se ha debido cansar de mirar a través del ventanal buscando a fotógrafos que no llegan y de inventar proyectos imposibles en Miami. Por eso ha decidido que un país en crisis como el nuestro merece el retorno de la diva. Si este país no fuese tan injusto, debiéramos agradecer a una estrella de su magnitud siga viviendo en Madrid y no en Los Ángeles o Florida.

La grandísima Ana dice que ella no sabe lo que es lo menopausia, preguntada por la obra de teatro que va a protagonizar sobre este espinado asunto. Tiene mérito la bióloga por haber regateado el tema a sus 59 tacos. La Obregón además se pasó ayer por Amigas y conocidas para explicar que está aterrorizada por el ébola y que se ha comprado dos trajes anti-ébola por Ebay. También soltó que ha hablado con sus amigos biólogos para informarse, ya que según ella la infección se descubrió en el 97-aunque fuera en el 73 a Ana le da igual-, y para entonces ella ya había acabado la carrera. Recientemente, debiera haber añadido, por la edad que dice tener.

Y es que Ana siempre deja titulares. Como cuando se plantó en el plató de La Noria con un escotado traje rojo y dijo que iba al programa porque era el único "espacio profesional, serio y sin amarillismo". Con dos cojones. Esa misma noche soltó que el público español no estaba preparado para Ellas y el sexo débil. Claro que no, una serie vanguardista de ese nivel debiera haberse estrenado en el Plus. Otro día contó que rechazó dos millones de libras por contar en la BBC su idilio con Beckham. Obviando si es cierto o no el tema con el astro inglés, no sabíamos que la cadena pública inglesa, referente mundial de la televisión de calidad, ahora se dedicase a los menesteres de la evocación de sábanas ajenas.

En otra de sus divertidas anécdotas dice que el día que conoció a Franco se puso muy nerviosa y le llamó "señora". Según la edad que finge tener, esto debió ser con ocho añitos o con once y el caudillo intubado. Nunca lo sabremos. Pero lo que si sabemos es que Ana además de ser fantasiosa, repitiendo siempre los proyectos con la HBO y Spielberg que nunca llegan, es muy miedosa. Le tiene miedo a cualquier enfermedad y piensa que está amenazada, cuestión que repite en cada entrevista. Y una vez alguien le hizo creer que ETA estaba detrás de ella. Y ella, tan humanitaria y sensible, le pidió durante dos meses a su criada boliviana que le arrancara el coche cada mañana. Por si las moscas...



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