Fran Llorente, jefe de informativos de TVE en la etapa ZP, ha roto su silencio sobre la actualidad de la Corporación pública en la revista de la Academia con un jugoso artículo, que aquí reproducimos por su interés:
“Lo primero es pensar siempre en las personas que están en sus casas al otro lado de la pantalla y no en los que mandan”. Con esa frase, o alguna muy parecida, recibíamos a los periodistas que se fueron incorporando al equipo de La 2 Noticias. Queríamos hacernos las preguntas que a menudo se quedaban sin plantear e intentar buscar las respuestas; queríamos hablar de tú a tú y recuperar para la agenda informativa muchas de las inquietudes ciudadanas que no tenían hueco en los telediarios de entonces, buscar voces que no se escuchaban, llegar a lugares no contados.
Han pasado 20 años y siento que una información comprometida, libre, imaginativa y solidaria es tan necesaria hoy como entonces. “Vaya día para empezar”, decía Lorenzo Milá al comenzar aquel primer La 2 Noticias de 1984 porque se acumularon en portada tres noticias de corrupción. Vaya día, podíamos empezar un día sí y otro también hoy casi cada telediario. Muy metidos ya en el siglo XXI, los ciudadanos reclaman más que nunca el derecho a saber, a que no les mientan, exigen transparencia completa al poder.
En estos momentos de incertidumbres y hartazgos es cuando el periodismo debe buscarse a sí mismo en la autocrítica. De la mano de la crisis, nos encontramos con redacciones diezmadas, donde escasean la experiencia y el bagaje necesarios para intentar retratar realidades cada vez más complejas. La credibilidad del periodismo se ha erosionado ante las presiones de los poderes políticos y financieros, en forma de créditos o ingresos publicitarios. En una profesión que se pliega demasiadas veces, y que se comporta en exceso con criterios de trincheras sumisas, los ciudadanos empiezan a no reconocerse. Tenemos que defender y cuidar a los muchos periodistas que no se callan, y repreguntan y pelean en la mesa cada frase.
Y en estos momentos, cuando la exigencia de regeneración democrática es un clamor, es cuando esmás necesaria que nunca la fortaleza de una información pública honesta y poderosa, que alimente una opinión pública exigente. Es en este momento cuando hay que reclamar como nunca radiotelevisiones públicas con profesionales capaces de resistirse a las presiones y al interés del poder político y económico y puedan situarse ante el poder con la distancia que la ciudadanía exige. Es el momento de recordar que aquello que se financia con los impuestos de todos debe servir a los intereses de todos y no solo de una parte. ¿Cómo puede ser que estemos todavía hoy reclamando lo obvio? No es aceptable un marco legal que permita al partido del gobierno imponer solo con una mayoría absoluta al presidente de RTVE; ni siquiera vale ya sin más un modelo de consenso parlamentario, donde los partidos políticos puedan intentar ejercer su influencia partidista a través de órganos que repliquen sus intereses. No se trata de cuotas políticas, sino de un auténtico pluralismo social, y no vale solo con exigir a la política que respete la libertad de la información pública –que no metan las manos en la información es lo mínimo–, sino que hay que exigirles altura de miras y que la alienten y fomenten como un derecho fundamental. Igual que pedimos policías y jueces para denunciar y condenar la corrupción, es tiempo de un periodismo valiente y comprometido con una mejor democracia.
Buscando fórmulas nuevas para abrirnos a la sociedad, debemos apostar por el periodismo de calidad, preparado y decente. El periodismo no debe temer al poder, sino que debe ser temido por aquellos que lo ejercen incumpliendo la ley, su palabra, sus compromisos y la confianza de los ciudadanos. Pisando la calle, apostando por investigaciones rigurosas, alejados de la tiranía de las notas de prensa y las rutinas de las declaraciones que han tomado al asalto las noticias, de las ruedas de prensa sin preguntas o con preguntas sin respuesta, una sociedad democrática moderna debe exigirse una información que permita saber de verdad para decidir con libertad.
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