En Hermano mayor, cumbre de la telebasura, en la que no se intenta reformar a la adolescencia, sino que se compensa la exhibición de una salvaje agresividad con una mezcla de teatrillo infecto en forma de reforma mediante una pedagogía absurda-demasiado express para ser efectiva-, ha tocado techo. Y es que el programa dedicado a Ada, joven de veinte años, ha tenido que suspenderse porque la moza se rompió el talón de Aquiles tras pegarle una patada a una puerta de cristal. Enhorabuena al vendemotos de Pedro García Aguado, porque se sigue forrando gracias a una falsa autoayuda catódica de moral hipócrita.
Hermano mayor toca techo
En Hermano mayor, cumbre de la telebasura, en la que no se intenta reformar a la adolescencia, sino que se compensa la exhibición de una salvaje agresividad con una mezcla de teatrillo infecto en forma de reforma mediante una pedagogía absurda-demasiado express para ser efectiva-, ha tocado techo. Y es que el programa dedicado a Ada, joven de veinte años, ha tenido que suspenderse porque la moza se rompió el talón de Aquiles tras pegarle una patada a una puerta de cristal. Enhorabuena al vendemotos de Pedro García Aguado, porque se sigue forrando gracias a una falsa autoayuda catódica de moral hipócrita.
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