Risto Mejide se coronó el pasado domingo con su entrevista más miserable, más sesgada, más lamentable. Fue la que le hizo al líder de la UGT Cándido Méndez, en la que Risto se tiró media hora preguntándole sobre algunos casos de corrupción en el sindicato, exigiéndole incluso responsabilidades políticas porque un miembro de UGT utilizó la tarjeta black de Caja Madrid.
El presentador arrancó la entrevista diciendo que había luces y sombras sobre Cándido, pero de las luces no vimos nada de nada en el cuestionario. Mejide le compró el argumentario sobre los sindicatos a la extrema derecha mediática, caverna a la que los sindicatos les resultan molestos porque han conseguido mejorar las condiciones de la clase trabajadora. La entrevista se repartió entre corrupción, algún aislado caso de violencia en una huelga y la pérdida de afiliados de la UGT, utilizando Mejide como desengrasante alguna pregunta superficial sobre el 23-F. ¡Qué puta vergüenza!
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