Es innegable que parte del nacimiento del fenómeno Podemos tiene bastante que ver con la presencia de Pablo Iglesias en platós de Mediaset y Atresmedia, es decir, el duopolio televisivo. Y Arriola ha debido pensar, si a los "frikis", que los cebamos vía CIS y vía duopolio para derribar al PSOE modelo Francia años ochenta, los ha aupado el duopolio hasta el primer puesto, el duopolio debe pinchar este globo para que la casta, política, mediática o empresarial, se calme.
Y por eso el duopolio ha comenzado una campaña, para algunos imperceptible, pero para otros barruntable. Porque Podemos es en la actualidad humillado por Atresmedia, grupo donde ridiculizan a la formación en El Intermedio, descalifican su programa económico en la Sexta Noche y donde llevan a Enrique Riobóo, descartado hasta hace poco en platós por sus poco creíbles denuncias, para que tenga la cara dura de destaparse como un empresario que pagaba en negro, "yo me adapté como pude", suelta con unos huevos que tocan el suelo. En Mediaset pasa tres cuartas partes de lo mismo, y sino, vean El programa de Ana Rosa o Un tiempo nuevo, programas claramente progubernamentales.
En estos tiempos de crisis Rajoy tiene al duopolio a su merced, ya que tiene tres mecanismos para hundir su cuenta de resultados; quitarles licencias vía Ministerio de Industria, retornar la publicidad a RTVE vía Ministerio de Economía y multarles por exceso de publicidad vía Comisión Nacional de la Competencia. Seguro que Rajoy les ha prometido a Lara y a Vasile que si son buenos no tendrán ningún problema, y conociendo los escrúpulos de Lara y Vasile, seguro que ambos no tienen ningún problema. Porque la última vez que hubo toque de corneta monclovita, que fue por la abdicación del Rey, el duopolio le cerró sus platós a Pilar Urbano y hasta Vasile tuvo la delicadeza de meter en la nevera su tv movie sobre el Rey, que meses después naufragó en audiencias.
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