Se barrunta un salvaje Tourmalet electoral, previsiblemente con cuatro citas electorales en los próximos nueve meses. Todavía es pronto para saber si Podemos aguantará la campaña difamatoria que ha sufrido, sufre y sufrirá, y también es pronto para saber si sus potenciales electores les harán pagar algunas contradicciones, pero no es un hecho descabellado que la formación de Pablo Iglesias terminará el periplo de urnas con una victoria absoluta.
Para ello se prepara Federico Jiménez Losantos, que ha sufrido un desierto mediático en el último lustro tras enfrentarse al PP de Rajoy-que no al de Esperanza, que le ha complacido con múltiples dádivas-. Porque el turolense es consciente de la debilidad con la que cuenta la derecha mediática de cara al futuro. Y es que en ese posible retrato de futuro, con Podemos en el poder, la prensa conservadora partiría con menos bazas, ya que RTVE cambiaría de manos, los decadentes ABC y El Mundo se fusionarían en la incertidumbre, ya sin contar con el respaldo de La Moncloa, y las televisiones privadas le darían la bola justa a las políticas de la derecha, ya que las dos televisiones con un perfil ideológico más marcado son Cuatro y la Sexta, simpatizantes con la progresía patria.
En ese páramo mediático, el PP podría no poder contar tampoco con la nueva COPE, dominada por la versión light impuesta por la consulta sueca y por los deportes. Es por ello que el Grupo Libertad Digital, actualmente en situación de equilibro económico tras la austera política de gastos impuesta en la casa, parte con ventaja de cara al futuro. Y es que el grupo gozaría con la previsible resurreción de Jiménez Losantos, marginado en la actualidad en el centro-derecha español, que daría suelta a su lengua viperina para rascar oyentes-resucitando contra Igelesias su etapa dorada antiZP-. En este frente mediático de la derecha podría verse acompañado por Intereconomía, si soluciona de una vez por todas sus problemas de liquidez, y El Español, el diario de Ramírez, que ha vuelto a la tertulia de Federico para volver a ejecutar la pinza informativa entre el riojano y el turolense, que combinan a la perfección ambición y sectarismo.
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