Uno de los momentos más bochornosos del periodismo español de los últimos años fue la agresión a Hermann Tertsch en un bar en diciembre de 2009. Y fue uno de los momentos más bochornosos porque la caverna intentó linchar a Wyoming, que daba paso en El Intermedio a alguna parodia de sus peculiares presentaciones en Diario de la noche de Telemadrid.
Esperanza Aguirre, Libertad Digital o Telemadrid, quién pagó una demanda del periodista contra Wyoming con el dinero de todos los madrileños, intentaron hundir la imagen de la Sexta, cuando la paliza en cuestión se la dieron al ex comunista después que éste, borracho como una amapola, le tocase el culo, su segundo culo de la noche palpado, a la novia del matón que le pegó por la espalda.
El ex corresponsal de guerra, descrito por Pérez-Reverte como un señor disfrazado de diplomático, dejó El País para abrazar la extrema derecha, a cobijo entre ABC y Esperanza Aguirre, que le dio entrada a Telemadrid, el último reducto de la extrema derecha financiada con dinero público.
Su labor en Telemadrid, por la cual cobraba 12.000 euros mensuales, fue tan controvertida que los socialistas en la Asamblea de Madrid insinuaron que iba al trabajo borracho perdido, cosa de la que también le acusó el periodista Máximo Pradera en otras ocasiones. Y hecho del que también le acusó Pablo Sebastián, que dijo que el 30 de mayo de 2009 presentó el programa de Telemadrid "totalmente borracho y desaliñado".
Tertsch, experto en comparar el proceso soberanista catalán con el nazismo-su familia es experta en nazismo-, sigue teniendo cuerda en medios como ABC o Telemadrid, que le amparan las salvajadas y su discurso lleno de odio, quizás más propio de medios extintos como El Alcázar o el actual Alerta Digital, donde deberían quedar piezas de museo como ésta, que lo único que aporta al periodismo español es puro guerracivilismo.
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