La cultura española se calza la boina regional








La crisis ha agudizado en la vieja Europa el auge de los regionalismos periféricos. En prácticamente ningún país hay un sentimiento europeista, y en el nuestro ni hablamos. En España el regionalismo está al alza, y solo hay que comprobar algunos de los títulos más vendidos en las librerías en estas pasadas Navidades; algunos sobre la supuesta y eterna guerra entre Catalunya y España, otros sobre la historia de Aragón, algunos sobre costumbres gallegas,...etc. En el cine pasa algo parecido, ya que además de Ocho apellidos vascos, brillante parodia del nacionalismo vasco regada con tópicos andaluces, se están comenzando a producir películas en euskera, gallego o catalán, cosa que está mejor que bien si finalmente no sirven más a la división que a la unión.

La izquierda, huérfana de proyecto para la piel de toro desde el comienzo de la segunda República, ahora está acompañada por la derecha, que ha cedido la soberanía y esconde símbolos con la rojigualda, por lo que hoy en día no hay ningún partido con posibilidades de ganar que defienda la cultura española y la convivencia entre todos. El proyecto España no le interesa a nadie, ya que nadie siente a España como propia después de la brillante campaña internacional de la Marca España, que ha pasado de la charanga y pandereta a la corrupción generalizada.

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