Antena 3 nació de la mano de Godó y una multitud de inverores, que bajo la errática dirección de Manuel Martín Ferrand perdieron miles de millones en los primeros años de emisión de la cadena. Una cadena que arrancó con una flagrante falta de medios, hecha de forma casi artesanal. En el conglomerado liderado por Godó, había rechazado participar Asensio, que pretendía su propia cadena en el 89, aunque finalmente el creador de Interviú o El Periódico se haría con el control de la cadena en el 92, en una operación a tres bandas entre Zeta, Prisa y Godó-donde no faltó como intermediario Mario Conde-, en la que Godó se deshizo de la emisora líder de la radiodifusión española y de una cadena televisiva en abierto-años después su hijo también se negaría a entrar vía Gobierno en la Sexta, ya que para entonces Zeta no estaba para invertir-.
Asensio impulsó en ese momento el fichaje a golpe de talonario de multitud de estrellas, gracias a las cuales convirtió a la cadena en la más vista del 96. Y también acercó su línea editorial al Gobierno, sustituyendo a Luis Herrero por Manolo Campo Vidal, permaneciendo del antiguo equipo Carrascal, que era permitido como animal exótico de la madrugada. Pero la guerra del fútbol se cruzó en el camino de Asensio, ya que el Gobierno le amenazó, con Cascos gritándole por teléfono, con meterle en la cárcel por sus eternos chanchullos en las cuentas de la cadena. Aznar no aceptaba el pacto en la guerra del fútbol entre Polanco y Asensio, por lo que éste último se vio obligado a vender sus acciones a Telefónica en el 97. La operadora de telecomunicaciones recién privatizada, cuyo mandamás era Villalonga, amigo de pupitre de Aznar, intentó con la compra de Antena 3 y de Onda Cero, además del lanzamiento de Vía Digital, romper el liderazgo en la comunicación nacional del Grupo Prisa. Pero esta operación, que duró apenas seis años, supuso unas brutales pérdidas para los accionistas de la compañía, que no entendieron de las listas negras y los polémicos despidos de Pepe Navarro o Julia Otero, líderes en sus franjas de televisión y radio.
Telefónica, cuyo comisario político del Gobierno era Buruaga, vendió en 2003 las acciones de su tele y radio en abierto a Lara, que había apostado por ruinosas inversiones promovidas por el Gobierno Aznar, como Quiero o Radio España. El dueño de Planeta se hizo con la operación gracias a la intermediación de Anson, que se impuso a la desconfianza de Aznar por Pedrojota, un periodista que estalló tras enterarse de la operación, respondiendo a esta con una brutal campaña contra Alierta. Lara desde entonces ha conseguido convertir en rentable a la cadena, primero con un decepcionante modelo de Carlotti, padre del éxito de Telecinco, que intentó calcar a imagen y semejanza a su antigua cadena, y después con Silvio González, que impulsó una tele blanca y familiar, que ahora cuenta con la complementación de la Sexta, emisora que demuestra que Lara puede meter huevos en todas las cestas-Avui, La Razón, Playboy, El Periódico, Onda Cero o la Sexta-, y no estar loco.
Que orgulloso se tiene que sentir tu dueño y señor Lara… ¿Cómo te paga?... en nomina o sobre…
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