El público español, habitualmente frívolo y poco interesado por los temas que de verdad interesan, necesitaba como agua de mayo la llegada de Gran Hermano VIP, quizás el reality más divertido que se recuerda desde Hotel Glam, emitido hace casi doce años-cómo pasa el tiempo-.
La peculiar y renovada casa de los horrores, cuyos concursantes le podrían salir a la cadena por alrededor de 200.000 euros, ha conseguido enganchar al público afín a Telecinco al reality. No hay más que ver que los resultados que están cosechando las galas-32% el pasado jueves-, que son más propios de hace una década, cuando solo había cinco cadenas-también funcionan El Debate, con el peculiar Florentino como revelación, y los resúmenes que emite Divinity-.
En tan solo diez días de programa se han sucedido varias broncas-la mayoría protagonizadas por Belén Esteban y Olvido Hormigos-, la entrada de Kiko Rivera, la expulsión de Los Chunguitos, escenas de sexo entre Ylenia y Fede, los ataques sobreactuados del correveidile Víctor Sandoval, el desnudo de Coman, y la simpatía de Sandro Rey, ese pájaro que vive de engañar a las ancianitas, que podría ser desenmascarado por su ex mujer y madre de su hija, ya que parece que la señora está negociando con el Deluxe para ponerlo a parir a cambio de un cheque.
Esta noche el reality podría perder uno de sus alicientes; Olvido Hormigos, que dejará a la casa sin la mala oficial de la casa, en parte por la picardía de sus compañeros, que sabedores del apoyo que goza Belén Esteban fuera de la casa, se posicionan a favor de la diva de San Blas, tenga o no razón.
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