La guerra entre Salvador Sostres y Risto Mejide, dos de los personajes que más han rentabilizado su vena provocadora, viene de la entrevista en Viajando con Chester al cocinero David Muñoz, que desveló que una crítica que había recibido de Sostres estaba motivada porque le hizo pagar en su restaurante. Tras la cancelación del citado programa, Sostres se acordó de él este sábado en El Mundo:
Mediaset ha decidido que no puede pagar más por su decorador de sofás y Risto Mejide ha anunciado que dejará de decorarlos. Cosas del servicio, que en un país normal no pasarían de chascarrillo de empleados y en cambio en España parece que Xavier Domingo haya vuelto a dejarnos.
Claro que después de haber convertido a la intensa chacha que es Luis del Olmo en un periodista de referencia, podía acabar pasando cualquier cosa. Y cualquier cosa, efectivamente, ha pasado, y un hortera como este Risto cualquiera ha pasado por inteligente, por profundo, por rapsoda de las verdades del barquero cuando no es más que un patán que se aprovecha de la ignorancia de la masa para hacerse el listo con trucos de trilero y de carterista de poca monta.
La crisis económica ha sido de muy relativa gravedad en comparación con la profundísima devastación intelectual y moral que ha sufrido España, y que nos ha causado todos los demás desastres. Arrasadas las jerarquías, devaluada cualquier idea del prestigio, atrofiada cualquier tensión espiritual y cualquier culto a la belleza, las ratas han emergido de las cloacas y se han hecho con micrófonos y cámaras. Bufones tendrá que haber siempre y en todas partes: ¿qué sería de nuestras vidas sin mamarrachos? Pero de ahí a tomarlos en serio, de ahí a que personas que ocupan cargos representativos y que sienten ni que sólo sea algún respeto por su trayectoria vayan a dar credibilidad a semejante invertebrados, hay un abismo. Exactamente el abismo por el que se ha despeñado España.
"Els ídols d'ara/ per a la submisa fe de després", dice Gabriel Ferrater. ¿A qué clase de libertad, de mundo mejor crees que puedes aspirar si has convertido tu cielo en este desmoralizante museo de la alcantarilla? ¿Qué superación, qué esperanza? ¿Qué ídolos de ahora, qué fe después? Évole, el decorador, Ana Pastor. Si semejantes parodias de la cultura y de la inteligencia son servidas de primer plato, ¿qué dejaremos para que rebusquen los indigentes? A veces me pregunto si se puede caer más bajo.
Hay que volver a la jerarquía, hay que volver a las estructuras y tener siempre bien presente que para algo se inventó el cubo de de la basura.
El presentador le contestaba así a Sostres desde las páginas de El Periódico de Catalunya:
Y hablando de mediocres, bajo cualquier piedra aparecen siempre los gusanos. Las larvas. Los bichos. Personajillos acomplejados y torturados desde bien pequeñitos, cuando en el patio del colegio ya canjeaban su bocadillo por un par de collejas. Suelen ser los más cobardes de la clase, los que jamás se atreverían a decirte nada a la cara, gallinas que con el tiempo han desarrollado una visión deformada del mundo, pues piensan que todos estamos pendientes de sus pataletas. Por eso andan buscando a ver quién se ha caído últimamente para acudir a la merendola de buitres, porque sólo saben alimentarse del presunto derrotado, porque ellos jamás han creado nada que haya tenido éxito, porque son incapaces de triunfar por sí mismos y porque se sienten acomplejados ante el talento ajeno. En el fondo les encantaría formar parte de la fiesta, ser incluso tus amigos, vivir lo que tú has vivido, en realidad es una forma de envidia, pero claro, el rechazo sigue ahí, y como respuesta al rechazo, ellos han decidido rechazarte a ti. Pero piensa que no es contigo. Es con la vida que jamás tendrán.
Como no pudieron ser interesantes, se convirtieron en pedantes. Como las chicas se reían de ellos, se hicieron los misóginos; no es que yo no les guste a ellas, es que ellas no me gustan a mí. Como no han dado un palo al agua en su puñetera vida, se volvieron clasistas, racistas o xenófobos. Y como nadie les aguantaba ni en su propia casa, se fueron a vivir de la primera caverna mediática que les subvencionó, oye tú que luego igual esto desgrava. Por ponerle un nombre al azar, yo lo llamo Complejo de Sostres, no me preguntes por qué.
Bueno sí, pregúntamelo, va.
Pues resulta que Salvador Sostres fue mencionado en mi ya añoradoViajando con Chester. Fue el gran chef David Muñoz, quien me contó que en años de profesión, el único comensal que se había negado a pagar la cuenta había sido justamente él, Sostres. La conversación siguió por otros derroteros mucho más interesantes, pero por lo visto, para Sostres, el hombre que no pagaba en los restaurantes, la cosa no quedó ahí. Al día siguiente, la productora del programa me hizo llegar el número de móvil y la petición de Sostres para hablar conmigo. Según me trasladó la productora, su intención era «aclararme lo que realmente sucedió». Y a mí, que me encanta conocer gente interesante, cultivada e inteligente, no me quedó otro remedio que declinar amablemente la invitación. La explicación, le dije a la productora, se la debe al chef, no a mí.
Durante los siguientes días, los mails con las peticiones de Sostres se fueron sucediendo, hasta que al final imagino que el personaje desistió. Pero claro, supongo que el rechazo empezó a crecer de nuevo en su interior. Nos cruzamos físicamente un par de veces por Barcelona, que en realidad es un sitio muy pequeño, y el personaje en cuestión me vio, me esquivó y no me dijo ni mú. Lo que yo te diga, «semejantes invertebrados» (sic) no atacan nunca de frente. Siempre a tus espaldas. Cuando no estás. Y esta semana, tras mi salida de Viajando Con Chester, la bilis ha corrido en forma de tinta por su columna a la que por cierto le tengo un aprecio especial, pues me parece más que cómica, hilarante. No es sólo que me haya criticado a mí, que ya ves, llega tarde, llevo años saliendo criticado de casa. Es que además se cree que puede con gigantes como Luis del Olmo o compañeros de periódico como Jordi Évole y Ana Pastor, gente que le viene tan grande que antes de ni siquiera mentarlos debería aprender a lavarse la boca con agua y jabón.
Todo esto no hace más que darle lo que él quiere, pensarás. Y es verdad. A los bichos no hay que darles visibilidad. Porque es justamente lo que buscan. Vuelve a dejarlos bajo dos piedras. Tápalos bien y deséales un algo feliz. Si hoy te los destapo no es para hablarte de ellos, sino del síndrome que lleva su nombre.
Aléjate del complejo de Sostres. No porque sea contagioso, qué va. Sino porque nadie que sufra ese complejo ha hecho nada importante en la vida. Jamás.
Las ridículas encuestas contra Podemos
Las encuestas de El País siguen dando que hablar. Si hace tan solo siete días el periódico daba al PSOE como segunda fuerza en Madrid, justificando así el torpe apuñalamiento de Tomás Gómez, ayer El País publicó que en siete días el PSM ha pasado del tercer puesto al primero, cayendo en una semana seis puntos, que contrastan con la subida de 6,7 puntos de Podemos. Es decir, que no hay quien se crea las entrevistas, al igual que no hay quien se crea las de La Razón, que dice que el 60% de los españoles creen que Podemos es un partido corrupto, por encima incluso de "su" PP. Manda huevos.
Belén Esteban se acuerda de Vasile
"¿Tu crees que Paolo va a decir que me echen?". Con esta pregunta Belén Esteban le quería explicar a Ángela Portero que Mediaset iba a hacer todo lo posible por mantenerla en la casa, algo que parece que no sucederá, ya que el poder las redes sociales podría comprometer a la cadena, que teme desde hace tiempo un nuevo boicot a sus anunciantes.
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