Paolo Vasile es sin duda hoy por hoy uno de los hombres más poderosos en nuestro país; amante de la opera, es hijo de un importante compositor de cine italiano, un mundo en el que el joven Paolo participó como productor. El italiano es sin duda un hombre muy influyente en nuestro país, y se caracteriza por comer poco-detesta la gimnasia-, y ser un perfeccionista obsesivo, mirando siempre la rentabilidad para sus accionistas por encima de todo, desde que aterrizó en Telecinco, decían de manera interina, en 1999. Dicen que es muy mal enemigo, al que no le tiembla el pulso con sus rivales.
Sus propias estrellas han sufrido su fuerte carácter; desde Mario Picazo, que llevaba casi dos décadas al frente de la información meteorológica, con el que se molestó tras un "tuit" ofensivo contra la cadena; a Hilario Pino, que no aceptaba los consejos de la dirección de informativos; o Arguiñano, al que no pagó los últimos programas tras conocerse su fichaje por Antena 3. Aunque a Vasile hay que reconocerle que también sabe rectificar con sus adversarios; fue el caso de María Teresa Campos, con la que se reconcilió tras ser llamado "gilipollas" por la presentadora desde Antena 3, o Florentino Fernández, que tras tildarle de "caro" lo ha rescatado en los últimos meses, o Miguel Ángel Silvestre, con el que se molestó tras su salida que precipitó el final de Sin tetas no hay paraíso, y con el que se vio abrazado en la fiesta del veinticinco aniversario de Antena 3.
También los productores han sufrido sus ataques de ira. Al italiano por ejemplo no le tembló el pulso a la hora de cortar el grifo a Globomedia, su principal proveedor durante una década, por lanzar la Sexta. O cuando a José Luis Moreno le apartó de la producción de La que se avecina, tras denunciar en Vanity Fair que aguantaba sus "porcadas". O su guerra en publico con Mainat y Cruz, a los que obligó a salir de Endemol, tras una guerra que derivó en un OT marcado por los insultos de Risto Mejide a los productores del reality. O la productora ITV Estudios, que ahora reclama 17 millones de euros por Pasapalabra, ya que Vasile compró el nombre del programa, registró el "rosco" y apartó a los británicos de la producción, tras una amenaza de éstos para ganar más dinero por el concurso.
Vasile también se ha tirado al barro contra sus ex directivos. No hay más que ver como consiguió la salida de Giuseppe Tringali, ex consejero delegado de Publiespaña, que le cuestionaba el modelo de negocio de Mediaset para explicar las dificultades a la hora de vender publicidad.
O también la salida de Chema Bautista, el director de la división de nuevos negocios del grupo, al que no dejó dirigir la productora deportiva de Mediaset tras salir a la luz "negligencias en su gestión a la hora de gestionar los derechos de autor". O con Alberto Carullo, ex director de Antena de Telecinco, a cuya productora de confianza, Big Bang Media, participada por la propia Mediaset, se ha quedado sin programas en las parrillas de Mediaset y se ha visto obligada a cruzar el charco y trabajar para Atresmedia.
Los pulsos de Vasile también se han repetido con el poder político, en especial con los Gobiernos de Aznar, a los que culpó implícitamente de la cancelación del Caiga quien caiga o de intolerables presiones sobre Crónicas Marcianas por el "No a la guerra" que pregonaba Sardá. O con Rajoy también tuvo varios problemas, sobre todo a mediados de 2013, cuando Mediaset canceló El gran debate tras conocerse las presiones de Moncloa sobre una tertulia sobre los papeles de Bárcenas, poco tiempo después de cancelar Te vas a enterar, que había emitido semanas atrás un escrache a Soraya Sáenz de Santamaría.
Vasile tampoco se ha acobardado con la Casa Real, a la que ha denunciado en público por presiones sobre programas como Pecado Original o Aquí hay tomate. Y también ha comenzado una guerra en público contra la Academia de la Televisión de Manuel Campo Vidal, de la que rechazó un premio talento en 2013 y a cuyos premios no ha presentado candidaturas para los premios Iris de 2015.
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