El humor anticuado y vengativo de Ángel Garó y Jaimito Borromeo hacen naufragar a Moreno; 6% de share







Parece que José Luis Moreno lleva una semana de los nervios. Y es que el ventrílocuo es consciente de que La Alfombra Roja Palace es la última tabla de salvación a la que aferrarse a la profesión tras cuarenta años de carrera. El futuro del empresario es bastante oscuro, ya que tiene las puertas cerradas de prácticamente todas las televisiones. Mediaset no le perdona que quebrase la productora de la que el grupo italiano era accionista ni que comprometiese La que se avecina con su precariedad. Por estas situaciones Vasile solo le deja facturar dos asuntos; por las galas navideñas y por el alquiler de los platós de La que se avecina.

En Atresmedia también tiene las puertas cerradas después que se llevara de malas maneras la exitosa Aquí no hay quien viva, y en las autonómicas, plagadas de recortes, no quieren tratos con un personaje tan señalado como Moreno. Por eso el ventrílocuo se esmeró en intentar reflotar la gala del sábado noche, que en esta ocasión no fue en directo, utilizando varios días para grabar el gazpacho de tres horas. Los nervios del productor habrían repercutido en Nerea Garmendia, ¿despedida o dimisionaria?, y en Berta Collado, que fue expulsada del plató tras un "altercado", según señala Bluper.

Los contenidos musicales del programa cambiaron ligeramente, pero la parte humorística no, ya que Moreno lleva estacando en 1987. La Alfombra Roja Palace arrancó su segunda noche con un trozo del musical Priscilla, que inundó a coste cero el plató a cambio de promoción. Después apareció Paulina Rubia, en este caso sobria, que también anda de promoción con "Mi nuevo vicio", el tequila. La diva mexicana pegada a sus eternos tacones comenzó la actuación con unos gafones de sol en plena noche mientras un ventilador agitaba su melena rubia, a la vez que intentaba sincronizar el movimiento de labios con poco acierto, tal y como le ocurrió el pasado jueves en GH VIP.

Luego arrancó la parte humorística del programa, y en eso Moreno erró. El primero en aparecer fue Manu Badenes, uno de los cómicos más discretos de la cantera de Comedy Central, que tiró de un discreto monólogo para arrancar. El humorista volvió a no hacer gracia, no siendo óbice para que las viejunas enlacadas de las primeras filas se volvieran a partir enfocadas por las cámaras de Moreno. Volvemos a repetir, ¿estaban las viejunas inducidas por alguna droga o por las huestes del productor? Todavía no lo sabemos, pero lo investigaremos.

Le siguieron al discreto monólogo varias actuaciones más; una pieza de Las crónicas de Narnia, el sketch de la pizzería, con Charo Reina y Ricardo Arroyo-uno de los pocos de La que se avecina que se presta a acudir a las galas de Moreno-, que se rodó por primera vez hace doce años-Moreno volvió a estar desafortunado con las ráfagas del humor en lata, que no encajaron a la vez de los chistes, sino entre los mismos-, una actuación de Raúl "El Balilla", etc.

Los presentadores brindaban con cava y enumeraban los contenidos del programa: "Hoy es una noche con humor, comedia, música, actuaciones visuales. Es una noche redonda", no como la semana pasada, les faltó añadir. Arangüena, hombre con talento al que le está tocando trabajar con lo peor de la profesión-la Gemio, el Moreno-, se preguntaba si nos queríamos reír a carcajadas, "pues vean a Jaimito Borromeo".
Y ahí apareció Jaimito, que vende innovación cuando lo único que ha cambiado a sido su indumentaria. El humorista, que se despachó entre semana con una carta que exigía dignidad, volvió a regalarnos un número antológico. Algunos piensan que este pájaro estaría cortando uva si Moreno no lo hubiese colocado en todos sus proyectos y que por ello se ha postulado como principal defensor del empresario. Mamarrachos, que no captan los sutiles chistes de Borromeo. Debe ser frustrante para un cómico de la talla de Jamito el no ser reconocido por el público, pero bueno, grandes genios han muerto sin vender ni un libro ni un puto cuadro. La gente no es consciente de su talento, quizás es por lo que el noventa por ciento de su carrera televisiva haya sido labrada en los shows anacrónicos del ventrílocuo.

Lo mejor que nos dejó el sábado Borromeo, que se ha cansado de disfrazarse de niño mamarracho, fue la frase "bujetas en los pulgares". Y es la deformación del castellano es la principal arma de este artista, que se vengó de Twitter haciéndose un selfie con las viejunas que se habían reído forzádamente. "Lo colgaré en Tuenti". ¡Toma puñalada al emporio del pájaro!

Después los presentadores entrevistaron a Jaimito, que se atrevió a soltar que "gracias a que cada vez hay más cómicos nos autoexigimos innovar". No sabemos si se lo exige, pero está claro que no lo ha conseguido. Jota Abril decía a su lado que Jaimito era "de los de siempre pero también actual". Claro que sí, campeón. Después anunció que estaba de gira, y se dio la vuelta, el mú canalla. El cómico, todo pizpireto, anunció que interpretará veintitrés personajes, con treinta cambios de ropa. Próximamente en las mejores residencias, le faltó añadir.

La gala no acabó ahí; luego actuó Ainhoa Arteta, "que ha actuado en el Covent Garden"-no como Moreno-, Ruth Lorenzo-que al menos cantó en directo, no como el ciclón mexicano-, un gran grupo de improvisación llamada Conciencia urbana, Lodovica, el mago Yunke, un desfile de volantes y peinetas, el grupo de percusión Toom Pack, varias matrimoniadas más-con los omnipresentes Silvia Gambino y Javier Navares y pequeño cameo del actor porno checo, que en vez de muscularse en el gimnasio podría dar alguna clase de castellano-, el dj Brian Cross, un cabaret picantón, un grupo que hacía tributo a Bon Jovi-más propio de las verbena de las fiestas de Puerto Hurraco-, etc.

Aun así faltaban las dos grandes actuaciones para inundar de caspa el plató. La primera fue Ángel Garó, que está pasado de rosca y ha sido incapaz de evolucionar. El disperso histrión se río entre las diferencias del valenciano y el castellano, habló de la cría del conejo "gordito y pelón"-en los ochenta con este número hubiese salido a hombros-, etc. También criticó la telebasura, como si La Alfombra Roja no lo fuese, y lanzó un dardo a las manipulaciones de "Auxíliame", remedo de Sálvame, que no es tan diferente a los DEC donde él iba trincando para hablar de su problemática vida.

También faltaban por aparecer las Azucar Moreno, más propias de la Nochevieja del 99, que han debido pagar por aparecer en la tele-con Toñi no dejando hablar como siempre en las entrevistas a Encarna-. El dúo presentó un remix del clásico Devórame otra vez, eso sí, ahora con ritmos electrónicos y un rapero con gorra y pantalones caídos metiendo pullas mientras las cincuentonas se contoneaban. "Ésto será el hit del verano de 2015", pensarán las muy ilusas.

Por suerte el programa acabó, y por suerte estamos en 2015 y se han inventado aparatos deliciosos como el TiVo, que te permiten pasar adelante las escenas más degradantes. El tirón de orejas de Twitter ha servido para que TVE imponga un mínimo baremo de calidad, pero La Alfombra Roja Palace sigue sin ser adecuado para una cadena pública. Con los miles de trabajadores que están en paro en televisión, es una desgracia común que Moreno siga trabajando sin problema. El ventrílocuo decía en una entrevista en M80 que esperaba entre un 8 y un 10% de share, pero Kantar Media le ha dado un 6%, dato que hace prácticamente imposible la renovación, por lo que Moreno tiene dos opciones; echar el resto para conseguir la utópica renovación o tirar de tijera y meterse en el bolsillo miles de euros a base de recortes. Porque nos guste o no, Moreno facturará 880.000 euros por cuatro simples galas.



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