Hay una película que retrata maravillosamente una vida inventada. Se llama La vida de nadie, donde el personaje interpretado por Coronado se va todas las mañanas al parque mientras se supone que está trabajando en la oficina. Por su parte Javier Cercas dibuja en su última novela/ensayo a un impostor. También en la película Atrápame si puedes, Di Caprio encarna a otro, mejor impostor todavía. Y en este país hemos visto pasear por la plaza pública a grandes impostores; desde José Luis Moreno, que se inventó una vida que no había vivido, al Pequeño Nicolás. En esa Liga ha entrado por la puerta grande la actriz Anna Allen, que ha visto como su vida de ensoñaciones y proyectos inventados se caía tras soltar que estaba invitada a los Oscar, al igual que hizo Sonia Monroy. Pero en el caso de la ex Sex Bomb no nos extraña, ya que juega en la Liga de Ana Obregón y porque su propósito era acudir al Deluxe, y eso ya lo hizo el viernes pasado.
El caso de Anna Allen es distinto, porque aunque sin ser una actriz consagrada, se la consideraba como una señora seria, sin escándalos conocidos en su vida. De la vida impostada y redecorada de la actriz gerundense, de la que se duda hasta su edad, solo conocíamos que había interpretado a Marta Altamira, la novia progre de Toni Alcántara. Después de salir de Cuéntame cómo pasó en 2008, Anna vivió una segunda etapa con trabajo, entre 2009 y 2011. En esos tres años participó en dos temporadas de Acusados, en la efímera Homicidios, y en las tv movies Un burka por amor y El Ángel de Budapest.
Desde entonces apenas ha trabajado, excepto en una obra de teatro que ella escribió y dirigió, pero esa vida vacía, esa vida de nadie, ha saltado por los aires tras una investigación de La Otra Crónica de El Mundo, magníficamente complementada por el trabajo del portal Fórmula TV.
Este portal ahondaba en la investigación de LOC y evidenciaba trece mentiras de la actriz, que llegó a realizar fotomontajes en sitios donde no había estado, con equipos de series americanas en las que no había trabajado. Las trece mentiras son las siguientes; primero se inventó que acudió a los Oscar dos años seguidos, probados por dos burdos fotomontajes de la reina del Photoshop. Después se inventó, fotomontaje mediante, que había participado en la serie The Big Bang Theory. Aunque no fue la única serie yankee donde dijo trabajar, porque también soltó en Pasapalabra que iba a rodar Ladrón de guante blanco. En el mismo concurso dijo que era la imagen del Hard Rock de Florencia, y en La Ventana dijo que había vendido los derechos de su obra teatral a Tina Fey.
También se hizo otro automontaje para probar que había participado en una serie de la BBC. En otros momentos Anna también dijo que era la propietaria de la agencia de artistas Green Air Agency, con sede en Los Ángeles, cuya existencia se desconoce. Y también afirmó que había conocido a Julia Roberts, dato puesto ahora razonablemente en duda. Aunque de Julia primero dijo simplemente que solo la conocía, pero tiempo después soltó que compartió escenas con ellas en The Normal Heart. Anna también creó perfiles falsos de Twitter para que éstos retuiteasen sus mensajes. Y soltó un sinfín de bolas en una entrevista hace dos semanas para ¡Hola! Por último también dijo haber recibido un premio en Italia, no se sabe por qué. Aunque no solo inventó sus rodajes en América y en Inglaterra. También lo hizo en Francia, donde afirmó haber participado en la serie Versailles. Pero no solo mintió sobre su vida, sino que ahora también hay dudas sobre su salud mental después de conocerse que repetía las fotos que colgaba la actriz Sophia Bush. De película. Ahora Anna sufrirá una condena social y seguramente acabe mal. Por lo pronto varias webs ya están colgando fotografías de la actriz desnuda en una obra de teatro.
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