Antonio Resines es de esos tipos a los que se les puede considerar con suerte. Porque si no es complicado de explicar cómo un actor puede vivir aún del éxito añejo de Los Serrano, serie que culminó hace siete años. Desde entonces, el actor cántabro ha permanecido en la escudería Mediaset con un contrato en exclusividad, pasando en este periodo de sopa boba con pocos y fallidos trabajos; un par de cameos en Aída, varios capítulos en la intrascendente Ciega a citas y un actor protagonista en la ridícula Cheers, serie de la que se firmaron veintiséis capítulos, se rodaron trece y se emitieron ocho, amén de Aquí Paz y después Gloria, la sitcom cañí que anoche estrenó Telecinco.
En una situación normal, Mediaset se hubiese guardado esta deprimente comedia en un cajón para airearla en pleno verano, periodo con menor consumo del año porque la peña apaga el televisor y se va de vacaciones a la costa o respira el aire puro del proletariado en pleno camping. Y es que Aquí Paz y después Gloria, que lleva rodando con mil parches desde hace casi tres años por los pasillos de Fuencarral, se parece poco o nada al He visto un Ángel que presentó la cadena hace año y pico con Fernando Colomo como mandamás.
Sin duda que esta serie ha aterrizado ahora como bula de Mediaset, que ahora se puede permitir fallidas prendas en la parrilla-Alatriste, Un tiempo nuevo o la serie de Resines- gracias al fenómeno GH VIP, el reality más visto en la casa en la última década. En la serie, Resines anoche se reencontró con su subalterno Antonio Molero, con el que compartió antaño "miradas de tigre", "escobillas de baño" y "Sodomas y Gomeras". Desde entonces solo habían compartido papel en la desagradable La daga de Rasputín, perpetrada por el compinche Bonilla, que no se ha prestado a reeditar el trío calavera porque está en nómina de Chiringuito de Pepe calcando el personaje made in Atapuerca que fabricó en Los Serrano.
Resines ha vivido mejor que bien estos últimos años gracias al citado contrato de exclusividad, no siendo el único de la cadena, porque José Coronado está en las mismas condiciones, aunque éste ha tenido oportunidad de lucirse en El Príncipe, Acusados, RIS; Científica y en la peli No habrá paz para los malvados, financiada por la división cinematográfica de Mediaset.
Por lo que vimos anoche, Aquí Paz y después Gloria acabará incrustada en la medianoche detrás de algún "última hora" de Supervivientes, y el problema no es de la serie, es de la industria española, que cree que para rentabilizar las sitcoms hay que inflarlas hasta los setenta minutos, el triple que en América con diez veces menos de presupuesto. Por mucho talento que se exhiba, el metraje los lastra, aunque la mercancía de anoche no era para tirar cohetes, ya que Resines se prestó a repetir muecas, dudas y caretos con un argumento que nos suena de algo; un pícaro se hace pasar por su gemelo cura. Ésto lo hizo hace ocho años Arturo Fernández en TVE-Como el perro y el gato- y le corrieron a gorrazos hasta las viejunas enlacadas de Serrano que pueblan su decadente teatro. El único consuelo para Vasile es que por lo menos no tendrá que aguantar trece semanas para quitársela de encima como le ha ocurrido con la fallida serie del personaje de Pérez-Reverte, tan solo ocho.
este pamfleto donde juntas letras si q es un truño
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