Repasemos aquí la lista con los diez peores programas de la historia de Telecinco. Un puesto destacado merece La máquina de la verdad, que abrió el polémico camino que luego convirtió a la cadena en la más rentable de Europa. Ahí Julián Lago se servía del polígrafo, cacharro con más sombras que luces, para entrevistar al personal y servir carne cruda. La misma carne cruda que servía cada noche Pepe Navarro en Esta noche cruzamos el Mississippi, que deslumbrantes humoristas aparte era un auténtico pozo negro, donde las cloacas de la sociedad-putas, camellos, banqueros siniestros, abogados del GAL, etc-, se cruzaban cada noche en plató.
Su estela la siguió Crónicas Marcianas, donde el malicioso Sardá dibujaba una tétrica noche llena de insultos, peleas y gritos. Todo guionizado por él. Todo perpetrado por su maligna mente. Todo por la pasta, que él ahora disfruta mientras los títeres que bailaban al son que él marcaba chapotean en la telebasura. Tampoco puede faltar en el ránking Aquí hay tomate, programa presentado, dirigido y elaborado por personas homosexuales. No hay nada malo en ello, pero llama la atención que personas homosexuales intenten sacar por la fuerza del armario a famosos, amén de rascar en las miserias del famoseo patrio.
También merece reconocimiento Emna García, que ha presentado tres de los peores programas de la historia de la cadena; A tu lado, donde famosillos acudían a lavar los trapos sucios, Mujeres y hombres y viceversa, donde un grupo de jóvenes se presta a hacer el ridículo por dinero, y El juego de la verdad, donde un polígrafo, otra vez, escarbaba en los secretos más inconfesables de ciudadanos anónimos.
Cerrarían esta subjetiva lista el ¡Qué me dices!, que fabricó el modelo de telebasura, Enemigos íntimos, quizás el espacio más cutre del corazón de los que ha emitido la cadena, y Más allá de la vida, donde Jordi González se prestaba a seguirle el rollo a una estafadora que decía hablar con los muertos.
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