El Real Madrid logró su pase a cuartos de final de la Champions haciendo un sonoro ridículo. El baño de juego y revolcón alemán le costó al club blanco una humillación pública en casa y una nueva demostración de la falta de intensidad del equipo, que parece estar acabando la temporada cuando acabamos de abrir marzo. Lo de ayer fue lamentable, comenzando por Casillas, que pudo hacer más en los tres primeros goles y acabando con el resto del equipo, comido por la desidia.
Ante un Schalke demasiado cómodo, el Madrid salvó el pescuezo con dos cabezazos de Cristiano, cuando el equipo ni siquiera merecía goles, un chispazo de Benzema y dos paradas finales de Casillas, que se rehízo en la bocina. Ancelotti sigue dando tumbos, el "jeque" Florentino parece que no se entera y Modric es un regalo primaveral, quizás insuficiente para encauzar la situación. Con la Copa tirada y la Liga pendiente de la épica en el Camp Nou, solo quedaba la Champions, competición de la que ayer pudo salir por la puerta de atrás.
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