Está claro que José Luis Moreno tenía hasta esta semana todas las puertas de la televisión cerradas. Y es que el productor las tiene en Atresmedia, tras su traición con Aquí no hay quien viva, las tiene en Mediaset, ya que quebró con sus dispendios una productora participada por el grupo, y las tiene en las autonómicas, que por un lado no tienen un duro y por el otro no quieren líos, de los que Moreno es especialista en sus chanchullos con las cadenas públicas-imputado en el Palma Arena por las sospechosas contrataciones de IB3, criticado porque la arruinada Canal Nou le condonó 1,8 millones de euros de deuda, y denunciado por los millonarios contratos en la autonómica manchega dirigida entonces por su íntimo García Candau-.
Tampoco las debería tener abiertas en TVE, donde el productor colocó esa basura que fueron Las chicas de oro y donde en los últimos meses sus compañías han entregado galas fallidas como Sábado sensacional o Reyes y estrellas, tildadas por "casposas" por la crítica en general. Pero no las tiene, porque Moreno ha firmado un contrato por trece programas de La alfombra roja, nuevas galas de caspa, laca, humor castizo, desfiles de lencería y lentejuelas, que producirá Moreno para los sábados noche, donde ya dio vergüenza ajena con Noche de fiesta, casualmente emitido entre el 99 y 2004, años en los que aparecen donaciones de Moreno al PP en los papeles de Bárcenas.
Así está cavando la tumba de TVE José Antonio Sánchez, "El Enterrador" de Telemadrid, que quiere hacer lo propio con la nacional con las mismas recetas; manipulación, amiguismo, despidos y cierre. Ahora estamos ya en la segunda fase, y si vuelve a ganar el PP, en 2019 TVE estará por supuesto cerrada.
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