Contaba el periodista formado en Intereconomía Cake Minuesa que la intención de sus sectarios reportajes era quitarle la máscara al poderoso, solo si es de izquierdas nos imaginamos. En un país libre, está bien que Intereconomía emitiese sus sesgadas andanzas, pero es indecente que todos los madrileños paguen con sus impuestos los desvaríos de este campeón. La última ocurrencia de Cake, que sigue sin enterarse de la corrupción del PP madrileño, ha sido perseguir a Varoufakis, al que le ha exigido "nuestro dinero", según ha señalado el presentador para cebar el reportaje que emitirá la pública madrileña el próximo lunes.
Ha nacido una estrella; Cake Minuesa:
En la arruinada Telemadrid brilla el programa estrella de Cake Minuesa, incorporado a la autonómica desde que Esperanza Aguirre decidió rescatar a los restos del naufragio de Intereconomía, entre otros Los Clones, que tienen el hito de llevar mil programas y seguir sin hacernos ni puta gracia.
Cake fue impulsado por Ariza como Follonero de la derecha, pero sus ridículos programas con unas lamentables audiencias no convencían a nadie. Hasta que un día la vida de Cake cambió, ya que se presentó en una rueda de prensa de etarras y muy valiente, ahora que no matan, les exigió que pidieran perdón. Había nacido entonces el mito de la derecha mediática, cosa que no se le escapó a Esperanza, que rescató al mediocre reportero a la plantilla de su cadena. Una cadena donde trincan Ana Rosa Quintana o Enrique Cerezo, una cadena donde brillan los comentarios totalitarios de Hermann Tertsch, una cadena donde los Telenoticias dan vergüenza ajena, una cadena donde solo falta Dragó, ese liberal que se largó a hibernar con dos millones de euros facturados en la autonómica bajo el brazo.
Y ahí brilla también Cake, que no le llega ni a la suela del zapato a Évole y que a su lado Sergio Martín parece Iñaki Gabilondo. Y lo hace utilizando el argumentario de la extrema derecha, ésos pájaros que se hacen llamar liberales, destacando el señor Minuesa por un cómico victimismo, ya que en cada reportaje está encantado en hacerse el agredido, el acosado, el linchando, haciendo todos los días como si le pegasen, dando muestras que como reportero vale poco, pero como actor es impagable.
Cuando a Cake le dieron el programa, dijo que iba a hacer un programa que iba a interesar a todos los madrileños, cosa que por supuesto no ocurre porque no lo ve nadie. ¿Creen que este pájaro ha dedicado un solo reportaje a la corrupción gurteliana? Claro que no. ¿Creen que este pájaro ha hablado sobre la privatización de hospitales y recortes sociales? Por supuesto que no. ¿Creen que este pájaro ha tocado un solo tema madrileñista? Never. ¿Y por qué no lo ha hecho? Pues porque le debe su puesto a Esperanza, porque hace un programa que es lo peor de la televisión, digno de la tele rumana de Ceaucescu. Cake ha pasado a estar en nómina como bufón de Esperanza Aguirre, por lo que seguro que prosperará a costa de manipular. "Los masajes a Pablo Iglesias ya huelen, no todos somos la Sexta", decía este pájaro en una entrevista. Claro que no todos somos la Sexta, porque has dejado al No-Do en un juego de niños.
En la primera temporada Cake al ataque tuvo trece capítulos, que son los siguientes:
-¿Hay miedo en el País Vasco?, se preguntaba en el primero, tan madrileño como los demás. ¿Hay miedo a quedarse en paro por no lamer a Esperanza?
-En el segundo viajó a Gibraltar, ya que Cake barrunta que a Esperanza le molan temas tan patrióticos.
-En el tercero viajó a Ceuta, ciudad españolísima. Como Gibraltar.
-En el cuarto quiso desmontar a Podemos, con lo fácil que tendría desmontar al PP madrileño.
-En el quinto visitó Catalunya para ridiculizar al nacionalismo, con lo gracioso que hubiese sido ridiculizar al rancio nacionalismo español.
-En el sexto hizo uno sobre la Universidad, que está llena de rojos, donde dice que le agredieron.
-En el séptimo viajó al "Cortijo andaluz" para denunciar la corrupción socialista. Con lo cerca que tiene la madrileña.
-En el noveno habló de los toros; "pasión española". Olé tú.
-En el décimo persiguió a yonkis por la Cañana Real, tipo Callejeros.
-En el duodécimo habló sobre la mujer maltratada. Sin comentarios.
-Y el decimotercero fue "No me pegues", donde persiguió a los Bukaneros, nada de correr delante de los nazis de Ultras Sur.
Tras esta temporada en la que marcó un ridículo 4% de share, en vez de encarcelarlo lo renovaron. Y ahora en la segunda temporada lleva otros doce temas, donde no ha tenido hueco para la trama gurteliana.
-En el primero habló sobre la Yihad, se supone para que los católicos estén más tranquilos.
-En el segundo y tercero habló sobre el pederasta de Ciudad Lineal.
-En el cuarto se dedicó a ridiculizar a inmigrantes chinos.
-En el quinto habló sobre el ébola, sin despejar todas las dudas sobre la malvada enfermera Teresa.
-En el séptimo habló sobre los okupas, sin duda el cáncer de la crisis actual.
-En el octavo se preguntaba si Podemos ser Venezuela, entrevistando a opositores a Chavez y a Marhuenda, que hacía paralelismos entre Podemos y el Gobierno bolivariano.
-En el noveno hablaron sobre timos y estafas, y curiosamente no preguntaron a Rodrigo Rato, íntimo de Esperanza Aguirre.
-En el décimo hablaron sobre lo bien que viven los políticos en el Congreso, no tanto como los amigos de Esperanza.
-El undécimo lo titularon ¡Vista a la izquierda!, donde denunció que Monedero, después de negarse a hablar con el programa por manipuladores, agredió a un cámara. Por cierto en el programa trató muy bien al PSOE, antaño enemigo de Telemadrid, cosa que es síntoma de algo no demasiado positivo para los socialistas.
Me he saltado el séptimo porque hablaron del despilfarro en las administraciones públicas. Estábamos en casa frontándonos las manos. Por fin se atreverá Cake. ¿Hablará de Boadilla o de Pozuelo? Ni hablar. El programa lo centró en San Fernando de Henares, bastión de Izquierda Unida, en Parla, donde se preguntaron si Tomás Gómez debía haber resucitado el tranvía, y sobre Navalcarnero, cuota del PP, pero sin molestar a Esperanza, ya que en el PP madrileño no quieren ni oír del actual alcalde, al que le han preparado una oposición interna y al que lo quieren echar por la ruina que ha dejado en la localidad. Tranquilo Cake, se vio que lo de Navalcarnero era para disimular.
PD: No os perdáis a este pájaro interpretando un monólogo, que no es nada racista, nooo.
Nota de autor: Desde que se publicó este artículo, Ciudadano Cake ha estrenado seis programas más: dos dedicados a la violencia en Venezuela, uno a recordar las posibles irregularidades de Podemos, otro a recordar los crímenes de ETA, y dos homenajes a los voluntarios católicos y a Ortega Lara. Olé tú, campeón.
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