Las trece decapitaciones mediáticas con olor monclovita









Y a la tercera fue la vencida. El 20 de noviembre de 2011 la mayoría de los españoles depositaron su confianza en Mariano Rajoy para que intentase cambiar la dinámica económica. Menos de un año después, el 13 de julio de 2012, RNE comunicó a dos de los locutores que habían propiciado su resurrección, Juan Ramón Lucas y Toni Garrido, que no contaba más con ellos. Dos semanas después, el 29 de julio, Fran Llorente, para algunos artífice de la etapa más plural de los Telediarios, también era relevado de su puesto como jefe de los servicios informativos. Tan solo unos días después, el 4 de agosto, TVE le comunicaba a Ana Pastor que la sentenciaba al frente de Los Desayunos y le anunciaba que contaría con ella para otros proyectos, aunque para cuando los buscaron, la periodista ya estaba en La Sexta haciendo lo que mejor sabe; entrevistas. El 31 de agosto eran los de Carne cruda, programa estrella de Radio 3, los que eran invitados a salir de la emisora.

Y del verano de RTVE al de Mediaset, porque en verano de 2013 cayeron El gran debate y Te vas a enterar. En el caso del programa de Jordi González, dicen que el enfado de Moncloa por las tertulias sobre Bárcenas lograron lo que no consiguió ni un boicot publicitario; cargarse el formato. No sabemos qué pasó, porque Vasile, siempre explícito, dicharachero y cargado de titulares en las grandes citas, todavía no se ha pronunciado al respecto, aunque el italiano, tarde o temprano, siempre termina largando en situación propicia, por lo que habrá que esperar hasta Navidad. También fue fulminado por aquel entonces Te vas a enterar, que tuvo el mal tino de emitir un escrache a Soraya Sáenz de Santamaría. 

En 2014 tembló el papel; el 30 de enero cayó Pedro J. Ramírez, más pendiente de la investigación que de las cuentas, que le terminaron en convertir en un periodista débil y prescindible. El 26 de febrero fue Javier Moreno el que fue destituido como director de El País, en medio de un viraje hacia el centro del periódico. Y el 10 de diciembre, para rematar el año, José Antich fue relevado al frente de La Vanguardia por la reciente deriva soberanista del diario, algo extraño viniendo de un editor nombrado "Grande de España" por voluntad de Su Majestad pretérita. Decían antes que el periódico ejercía de puntal de estabilidad nacional desde el nordeste de la piel de toro, y en eso parece que sigue. 

El 27 de marzo del presente era Jesús Cintora el relevado. El hombre que había triplicado los resultados de Las mañanas de Cuatro era despedido precedido de un desagradable aroma. El periodista valiente calla sobre el tema, porque él, como buen soriano, sabe de lo desagradable de una atmósfera adversa. Afuera hace mucho frío. Este 30 de abril ha sido Casimiro García Abadillo el decapitado, según Unidad Editorial para buscar "un impulso al proceso de transformación digital", excusa para algunos ridícula.
Estas trece destituciones o cancelaciones comentadas han sido atribuidas a Moncloa, que en muchos casos se habrá enterado por la prensa, ya que algunas de las decisiones han sido motivadas por decisiones puramente empresariales, económicas o profesionales, pero este halo bananero, sea cierto o no, no ayuda en nada a la imagen del actual Ejecutivo.

Sobre la última destitución dudamos si Gallego y Rey ejercieron de profetas el mismo día de conocerse el relevo, ya que El Mundo publicó en contraportada una viñeta donde un miembro del Gobierno ejercía de candado de una guillotina ante un periódico amarrado que esperaba el cruel y frío acero. Quizás tuvo más que ver en la decisión la portada, que desvelaba que "Ignacio González usó Indra para pagar-120.000 euros en sobres- su mejora de imagen". Casimiro erró el tiro, porque ABC salió con otra exclusiva sobre la Púnica; Fraile, heredero del olvidado Tomás Gómez, se llevó 60.000 euros por un contrato público. Ahí radica la diferencia; mientras Bieito Rubido disfruta del confort del sofá mullido de la dirección del decano de la prensa madrileña, Casimiro guarda en una caja fotos y recuerdos. Al menos Pedro Jota, todavía, no ha hablado en Twitter sobre el tema. El que no se consuela es porque no quiere...


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