Federico Jiménez Losantos analiza en El soviet de Karmengrado y el club de la tragedia, la política mediática de Mariano Rajoy: "Mariano Kerenski, más "bobo solemne" que el padre putativo de Podemos, que es Zapatero, se quejaba ayer de que "les han hecho mucho daño los casos de corrupción según los han dado los medios". Serán "sus medios", los que pastorea Soraya: los de Cebrián, Atresmedia y demás favorecidos por las adjudicaciones audiovisuales del PP. Rajoy entregó las televisiones –manteniendo la descarada amputación publicitaria de TVE por Zapatero en favor del duopolio- a las dos facciones de la Izquierda, la de Prisa y la de la Sexta. A una la salvó Soraya de la quiebra; y a la otra, también, permitiendo su absorción por A3. Y lo hizo legalizando en Agosto lo que declaró ilegal en Julio, con un par. ¡Pero se siente traicionado por Cebrián y García Farreras. ¡Si son los que lo encerraron en Génova 13 el 13M de 2004! ¿Cómo puede asombrarse de que el jefe de informativos de la SER y su Consejero Delegado, con sus tres capas de calzoncillos, le den jaque mate? ¡Él, que ha machacado implacablemente a los medios críticos de Derecha, se asombra de que en las televisiones manden las izquierdas!".
Nacho Medina vuelve a Mediaset
Nacho Medina vuelve a Cuatro, cadena para la que trabajó en programas como Callejeros o Frank de la jungla. El reportero buscará historias anónimas para la próxima temporada, en un programa que comenzará a grabarse en los próximos días: "Vuelvo a televisión dispuesto a enfrentarme a uno de los retos más especiales de mi carrera. Bucear en el lado más personalista de la realidad y haciendo lo que mejor sé hacer. Aquí vamos a acercarnos a esas historias que no se cuentan porque no parecen encajar dentro del titular. Queremos explorar caminos que otros desechan por su dificultad, su compromiso o su complejidad".
David Jiménez arranca fuerte en El Mundo
Tal y como recoge El Semanal Digital, David Jiménez ha arrancado con autocrítica su etapa como director de El Mundo: "Durante tres décadas, los medios de comunicación ofrecimos inmunidad informativa a la Monarquía, perjudicando en el camino a la institución que queríamos defender al enviar a sus miembros de moral más endeble la señal de que siempre miraríamos a otro lado. En otras ocasiones, pusimos nuestros intereses por encima de los de nuestros lectores, quizás nunca con tanto descaro como en los años de las conocidas como guerras mediáticas".
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