El pasado 31 de julio Alfredo Relaño cumplió diecinueve años al frente de As, por lo cual el verano que viene cumplirá dos décadas como director del diario deportivo de Prisa. Corría 1996 cuando Prisa se hacía con As tras intenso sprint contra el Grupo Zeta. Polanco, advirtiendo la expansión de sus negocios deportivos-con miles de abonados al Plus por el fútbol y el liderazgo alcanzado por los deportes de la SER el año anterior-, le compraba el rotativo a la familia Montiel, impulsora de la revista rosa Semana. As era el segundo diario deportivo madrileño. Pese a ello encadenaba desde hace años sangrantes pérdidas ante su incapacidad de hacerle sombra al todopoderoso Marca, que llevaba treinta años haciéndole sombra.
El encargado de resucitar As no podía ser otro; Alfredo Relaño, que venía avalado por sus éxitos al frente de las redacciones de deportes del Plus, donde impulsó una nueva forma de retransmitir y hacer periodismo deportivo en televisión, y de la SER, donde había promocionado con éxito a De la Morena contra el imbatible García.
En parte sus éxitos anteriores como padrino, El día después y El Larguero, se habían conjugado historias humanas y dosis de elitismo, que él ya dispensó en las páginas de deportes de El País, por lo cual As iba a seguir con esa tónica desde su refundación. Y dicho y hecho, porque Relaño nutrió a As desde su nombramiento de periodismo popular, de reportajes y artículos influyentes y hasta de frivolidades-desenterró "la chica de As" en la contraportada-.
Además Relaño tomó por aquel entonces varias decisiones acertadas, como primar la información sobre el Real Madrid, mimar el motor o resucitar el boxeo-prohibido en el manual de estilo de su ex periódico-. Pero el periodista no solo impuso en el diario merengue un cambio de fondo, sino también estético, ya que escogió la vuelta al huecograbado como mejor arma con la que dar un resalte a las fotografías en color, que le diferenciaban cromáticamente de sus competidores en los kioskos a primera hora del día.
Intentando compensar la precariedad de As, Relaño aprovechó por aquel entonces las sinergias con otras redacciones deportivas pertenecientes a Prisa, incorporando articulistas de la SER o el Plus. Y gracias a estas recetas, As en apenas una década recortó toda la sideral distancia que le diferenciaba de Marca, compitiendo desde entonces de tú a tú en tirada, ventas y sobre todo en resultados económicos. Por no hablar de influencia, ya que mientras As se ha sostenido como influyente prescriptor gracias a articulistas o reportajes-pese a que la mayoría del periódico domina un contenido ligero-, Marca ha vivido varios cambios de directores y propietarios, haciendo imperceptible la diferencia con su competidor y perdiendo la pátina como periódico emblemático del país.
Relaño, que lleva dos décadas volcando en hacer que As se convierta en el periódico deportivo más influyente del país, ha combinado como decimos sus sobresalientes editoriales o las crónicas literarias de Juanma Trueba con castizos embajadores como Tomás Roncero, que pasea obsceno discurso y bufanda por peñas y tertulias televisivas.
A su lado también se encuentra un equipo sólido y ya clásico; Pedro Pablo San Martín con su pizarra, Joaquín Maroto, ejerciendo más de relaciones públicas que de periodista, el polideportivo Juan Mora, Carmen Colino, Manu Sainz-que vive desde hace años de su cercanía a CR7- y las firmas de JJ Santos, Maldini, Álvaro Benito, Juan Carlos Rivero, González Linares, Manolete, Alejandro Delmás, Urizar Azpitarte, Manuel Franco o Ángel Cruz.
También hace unos años incorporó a Javier Gómez Matallanas, que bregado en el mejor periodismo digital tras dejar Marca, ha acabado dirigiendo la división audiovisual de la página web de As, que se adelantó a El País en eso de volcar contenido en la red sin perjuicio para el papel. Era el único recurso que podía sacarse de la chistera Relaño, consciente de la precariedad de su redacción digital frente a la de la web de Marca.
Por supuesto que en estas dos décadas Relaño ha pasado malos momentos. Como cuando le impusieron a Elortegui para ejecutar recortes. aunque es cierto que la tijera de Prisa no se cebó tanto con As por los sobresalientes resultados económicos que presenta. O como cuando su Santiago Segurola le rechazó el ofrecimiento para incorporarse como número dos de As, con el que el periódico hubiese dado un salto de calidad. O como cuando el equipo de deportes de la SER dejó la emisora, y Relaño no tuvo más remedio, tras órdenes de arriba, que decirle a Paco González, Manolo Lama, Petón, Pedro Martín, su hombre de los números, y a su íntimo amigo, Tomás Guasch, que los tenía que echar a la calle. O como cuando Roncero le lloraba que Prisa exigía que dejara a Pedrerol por Tiki Taka. O como cuando Florentino Pérez, en uno de sus tics dictatoriales, pidió su cabeza, acostumbrado a lo barato que sale el kilo de redactor económico-otra vez a Relaño le salvaron los números, pero en este caso también pudo influir la falta de sintonía de la cara visible de ACS con Cebrián-.
Entre los vicios que se le han reprochado a Relaño, tildado por algunos obtusos como "antimadridista", son acuñar el término "Villarato", referido a una conspiración arbitral para beneficiar al Barça, de mirar para otro lado con los escándalos de Ramón Calderón-por el pacto entre éste y Prisa por los derechos televisivos del Real Madrid-, de sus obscenas campañas para que Raúl o Casillas en horas bajas permaneciesen en el club o de sus maniobras en la sombra para crearle una oposición a Florentino, que hace unos años dejó tanto a As como a Marca sin el rentable merchandising merengue. Pero también hay que reconocerle su valentía a la hora de desvelar la trama de dopaje que afectaba al ciclismo español o el pulso público que le viene ganando a Florentino Pérez, el presidente blanco con peor porcentaje de títulos desde hace setenta años.
Pero ahora Relaño parece que deja a un lado a Florentino, al que sacude de cuando en cuando entre líneas, y se conforma con resucitar el AS Color en la web o con escribir largo, no en As, que no casa, sino en El País, donde regala cada semana sus Historias en blanco y negro, o en sus libros históricos, de los que ha publicado tres en el último lustro.
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