Jordi Évole se estrenó anoche como productor con lo nuevo de Salvados, que arrancó con un saludable cara a cara entre Albert Rivera y Pablo Iglesias, el chico bueno y el niño malo de las fuerzas regeneradoras que agitarán el panorama político en dos meses.
Los líderes de Ciudadanos y Podemos se vieron las caras en algo tan español como un bar. Y Évole hizo su papel, eliminando los incómodos corsés técnicos y los pactos, sirviéndonos un manjar donde los dos líderes quedaron bien.
Porque anoche ni hubo ganador ni perdedor. El catalán y el madrileño intentaron sortear sus sombras y primar sus elementos positivos. Y ahí anduvo listo Évole, que tras mandarle un dardo a Cebrián por el apoyo de El País a Rivera, primó los dos momentos incómodos de los dos líderes; el programa económico de Podemos y la siniestra simpatía de la banca hacia Ciudadanos.
Sea como fuere, muchos españoles seguirán pensando que Podemos solo ofrece utopías y que Ciudadanos es la candidatura del Ibex. Pero bueno, al menos disfrutamos una hora de una televisión VIP en un programa que se ha convertido en referencia a la hora de retratar los convulsos tiempos en los que vivimos.
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