Manuel Román recuerda en Libertad Digital "la hazaña" de Anthony Blake en Antena 3 en 2002, año en el que los españoles creyeron que el mentalista había acertado el gordo de la Navidad:
El número agraciado era el 8103. Mar Saura, con la llave que guardaba de la urna y las otras dos antes mencionadas procedió a abrir la urna, luego la caja, introdujo sus manos lentamente hasta extraer el libro allí guardado, buscó una página… y allí pudo leer que aparecía escrita la misma cifra del número premiado, con esos cuatro dígitos. ¡Anthony Blake había acertado el "Gordo"!
Plácemes, felicitaciones, comentarios de todos los gustos en las tertulias televisivas y radiofónicas, artículos periodísticos… ¿Era un farsante el mago? ¿Se había reído de millones de telespectadores? Recuerden que una empresa de seguridad había mantenido en vigilancia permanente la urna y su caja del interior. Supuestamente, nadie hubiera podido burlar aquellos controles. Para la imaginación popular, cientos, millares de personas que siguieron aquel juego televisado, seguro que el personaje deAnthony Blake les resultó un genio, alguien con poderes capaz de adivinar una cosa así. Pero más de uno debió pensar: y por mucho que gane este señor ¿cómo sabiendo qué número iba a salir premiado no lo buscó, adquiriendo todas las series? ¡Se habría "forrado" para toda la vida!
Pero ¿qué pasó realmente? Anthony Blake contrató a un enano, a quien introdujo debajo de la urna. ¿Cuándo? En el trayecto del traslado de la misma a los estudios de Antena 3. Todavía no había comenzado el sorteo, cierto. Cuando los niños cantaron el "Gordo" ya no hubo dificultad para que el enano, aun dentro de su cubículo, se enterara del número y lo transcribiera en el libro. Como le dijo el propio Blake a un periodista cuando le pidió explicaciones: "Bien tonto hubiera sido saber yo ese número y no jugarlo". Pero más de uno se había tragado ya el engaño.
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