Ana Samboal, la última mártir de la libertad de expresión








Escucho a Ana Samboal llorar en esRadio porque la han apartado de la conducción de Diario de la noche, vómito en forma de informativo aguirrista el cual los votantes cerriles del corrupto PP madrileño se iban alegres a dormir mientras una tele pública le hacía la propaganda a su partido con el dinero de todos.

Esta señora dice que le molesta "que hayan empleado la palabra politizado para referirse a Diario de la Noche (...) yo puedo tener mi opinión y puedo hacer mis críticas pero en el programa se han podido escuchar todas las opiniones, aquí ha estado invitado todo el mundo, todo. Y lo hemos hecho verbalmente y por escrito, ya que algunos dijeron que no les habíamos invitado y tuve que mostrar las invitaciones. Y había también colaboradores con opiniones de todo tipo". El madrileño que haya visto simplemente cinco minutos de esta basura reirá, pero no tiene ninguna gracia. 

Samboal, 200.000 euros anuales en los años de la burbuja, ha perdido una buena oportunidad de callarse, agachar la mirada después de años de manipulación digna del peor Urdaci e irse a las tertulias de Losantos, en las cuales por supuesto que demoniza a la izquierda. La periodista se excusa con que entrevistaba a líderes de todos los partidos políticos, hecho cierto, pero calla sobre su falta de responsabilidad como directora en una empresa pública por ayudar a convertir Telemadrid en vergüenza nacional  y por contratar a ese señor llamado Hermann Tertsch, que rezuma bilis a diario, como editorialista oficial de Diario de la noche, donde facturaba quinientos euros diarios. 


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