Se dice de la secuoya que es una especie cuyas características más llamativas son su altura y longevidad. En el caso del Grupo Secuoya, conglomerado de productoras y gigante creciente en el irregular panorama audiovisual español, el crecimiento ha sido de cero a cien, tal como ocurrió con Mediapro en las últimas legislaturas. No hay más que ver la altura que ha cogido el árbol en tan solo un años; Secuoya ha pasado de manejar una cifra de negocio de 7,3 millones de euros en 2008 a 36,2 millones en 2012. ¿Qué ha ocurrido para que su facturación se dispare? Raúl Berdonés, su cabeza visible, lo sabe muy bien.
Raúl Berdonés; un hombre de éxito
Berdonés es sin duda uno de los hombres del momento en los medios, pero ni mucho menos es ningún gris asesor aúlico del actual Gobierno, aunque algunos quieran ver su huella en el concurso de las TDT, donde se prohíbe alquilar las nuevas señales, cosa que él lleva repitiendo desde hace años. A nadie se le escapa que el Gobierno ha convocado este concurso para calmar al duopolio, que se llevará cuatro de las seis señales, para premiar por la propaganda a 13 TV, que a partir de ahora se ahorrará el alquiler de la señal, y para lanzar la nueva Sexta de derechas, "canal familiar" dice Secuoya, que barrunta tener su nueva señal tras el verano. Sin duda este grupo no caerá en los errores de otras generalistas conservadoras, miembros del exiguo TDT party, que ha visto como La 10, Intereconomía, Veo 7 o 13 TV se iban por el desagüe con una programación radical, poco ambiciosa y llena de tertulias low cost. La nueva tele de Secuoya no competirá con 13 TV, que bastante tiene con sobrevivir, sino con Telecinco, Antena 3, La 1, la Sexta y Cuatro, por lo tanto buscará ser, por lo menos, la sexta generalista.
Roures y Berdonés; vidas paralelas
En psicología se dice que tendemos a hacer daño a lo que queremos cuando vemos que no somos consecuentes con nuestro par y modelo. Puede que eso mismo le ocurra a Berdonés, al que le hemos visto disfrutar en varias entrevistas mientras atizaba a Jaume Roures, con el que tiene muchas similitudes; viene de la nada-el catalán de la redacción de deportes de TV3 y él de un modesto puesto de ayudante de cámara, pasando en poco tiempo a ser modelo de éxito en revistas empresariales-. Y se han quedado con muchas adjudicaciones técnicas de las televisiones controladas por el partido del Gobierno, ayer el PSOE y hoy el PP. Las vidas serán definitivamente paralelas cuando Berdonés reciba su señal de televisión nacional. Hasta ahora tanto Mediapro como Secuoya han llegado a gestionar directamente teles públicas, y es que el grupo de Berdonés creyó hacerse una major patria cuando el PP prometió privatizar todas las televisiones autonómicas, cosa que no hizo, pero a cambio externalizó servicios que en muchos casos acabó con Secuoya ganando el concurso. Es el caso de un concurso como proveedor de servicios técnicos para los informativos de Telemadrid, el concurso de la gestión de informativos de la tele balear IB3, o el concurso para gestionar 7RM, cadena en la que Berdonés ha colocado a Samanes, fundador de 13 TV, quizás como premio a su "independencia" política. Es cierto que sobre algunos concursos, el de IB3 o el de 7RM, ha habido denuncias públicas de corrupción en la adjudicación, pero por ahora Secuoya está oficialmente limpia de polvo y paja.
¿Cómo se ganó Secuoya algunas simpatías?
Secuoya es un conglomerado de treinta empresas, entre otras CBM o Doble Filo. Y también New Atlantis, factoría de la que se hizo cargo después del fallido salto a Veo 7 de Buruaga, Dicen que el poder de New Atlantis sobre Telemadrid, durante años la televisión más afín al PP, fue tal que en plena guerra entre Telemadrid y RTVE por el plagio de Madrid directo, versión nacional con el sello de Roures, los contendientes de la guerra miraron para otro lado cuando la cadena estatal plagió Madrileños por el mundo. ¿Sería porque de este espacio se hizo cargo New Antlantis?
No lo sabemos, pero está claro que buscaron acercarse a Génova, cuando el PP prometía privatizar autonómicas, fichando al irritante MAR, tal y como denunció El Confidencial, con eufemismos que apestan: "Hubo un momento en que Miguel Ángel Rodríguez daba al grupo un posicionamiento ideológico que necesitaba. Sin embargo, existe la convicción en la casa de que esa fase ya ha pasado y la compañía afronta ahora un cambio de ciclo. Ha cubierto una etapa". Patada y a correr. Tampoco disgustaría en Génova el fichaje de Pedro Pérez, uno de los directivos audiovisuales más cercanos al aznarismo. Con estos procedentes no nos extraña que algunos digan que Secuoya es una productora pepera. Pero una productora con alguna grieta esta semana, ya que se ha publicado en algunos medios que fuentes cercanas a Buruaga sueltan que Secuoya ha precipitado el final de Así de claro. Pero después de leer El Diario el negocio está claro; más beneficio por menos trabajo.
Berdonés resiste
Secuoya ha colocado en la última legislatura en TVE fallidos espacios como Tu oportunidad o Así de claro, del que El Diario dice que Berdonés facturará diez programas habiendo hecho tres, o la serie Víctor Ros, que promedió un discreto 11% de share. En Atresmedia también ha facturado, con Equipo de investigación-único espacio de actualidad de la Sexta que no tiene el sello de Roures- o las efímeras series low cost Vive cantando y Algo que celebrar. Aunque a nadie se le escapa que el negocio de Secuoya no está en los contenidos, sino en los contratos. Como por ejemplo el del Canal Metro, del que Secuoya es empresa subcontratada-doble palo al contribuyente-. Hasta ahora Telemadrid se hacía cargo del irrelevante servicio a un coste cercano a cero, pero ya conocemos el peculiar liberalismo del esperancismo. El único cliente que se le escapa a Berdonés es Vasile, que rechaza sus proyectos y no contesta sus llamadas. Y es que el italiano ha recelado siempre sobre este tipo de productoras, por lo cual Secuoya tiene cerrada, al menos por ahora, esta puerta.
Buena prensa
Entre los diversos negocios de Secuoya se encuentra la plataforma online de deporte Grada 1, que cuenta con la ayuda del gubernamental CSD.
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