Los analistas mediáticos llevan, llevamos, una década pronosticando la rápida muerte del papel. Con el cambio de siglo se comenzó a vislumbrar una constante caída de lectores y facturación que se agudizó con la crisis de 2008.
Pero ni los digitales nacieron tan fuertes ni el papel era tan débil: sobre todo porque su silencio, ese que estabilizaba la democracia en nuestro país, fue cobrado por rescates bancarios patrocinados por Moncloa y por el Ibex, siempre al quite de cualquier quiebra del papel.
Durante todos estos años solo cayeron Público, por orden de Roures, y La Gaceta, por capricho de Rajoy. Desde entonces nada: ni desaparición de periódicos, ni cacareadas fusiones, ni nada de nada...
De hecho La Razón sigue más viva que nunca, ABC sobrevive tras los recortes, El País ha vuelto a los números negros y hasta El Mundo parece tener vida. En la prensa catalana, más de lo mismo. Y la mayoría de periódicos deportivos siguen siendo rentables. Por no hablar de que seguimos contando con tres periódicos económicos, hecho anómalo en toda Europa. O que hasta algún gratuito como 20 Minutos ha sobrevivido...Por no hablar de la prensa regional, que es la que mejor ha aguantado la crisis.
En fin, que el papel sigue teniendo vida mientras no paran de crecer periódicos digitales como champiñones. ¿Burbuja? Podría ser, pero teniendo en cuenta que hay varios modelos rentables en la red (El Confidencial, El Diario o Voz Pópuli) no sabemos cómo acabará la situación de la prensa en España. Pero seguramente nos acordaremos de la prensa como Gil de Biedma se refería a nuestro país: "De todas las historias de la Historia la más triste sin duda es la de España porque termina mal".
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