De Urdaci a Cárdenas: la TVE del PP










TVE fue creado como instrumento de propaganda del Régimen franquista en el inicio de sus emisiones desde aquellas destartaladas instalaciones del Paseo de la Habana, allá por octubre del 56. En sus inicios la señal apenas llegó a 300 receptores situados a 60 kilómetros de la capital, pero la dictadura sabía de la importancia de su nacimiento para la consolidación social de su discurso. A partir de entonces se desarrollaron durante dos décadas una televisión antigua, casposa, entre el NO-DO cinematográfico, el folclore regionalista y la caspa musical de las galas sabatinas. No faltaban toros, misas y partidos del Real Madrid, pero a su lado se situaban loables apuestas de ficción, 'Estudio 1', y encomiables espacios musicales e infantiles. Esta arma propagandística fue utilizada a partir de finales de los sesenta para intentar demostrar la renovación estética de un Régimen que por aquel entonces aspiraba a suceder a su jefe supremo.

Muere el Generalísimo

Pero llegó la Transición y las elecciones, dándose por aquel entonces una siniestra paradoja: Rafael Ansón dirige al alimón TVE y la campaña electoral de Adolfo Suárez, organizador y ganador de aquellos comicios del 77. En aquellos años la confusión transitorial provocó cierto aperturismo y signos de libertad, aunque pronto llegarían los socialistas para colocar a comisarios políticos, enchufar a amigos y promover algunos elogiables proyectos, 'La bola de cristal', 'La edad de oro' o más tarde 'Viaje con nosotros'. Pero Felipe se la jugaba con la OTAN, pretendiendo que el pueblo español refrendara su hipocresía, y tocó a rebato: selló su pacto de sangre con Polanco y Juan Tomás de Salas, cuyos interesados movimientos fueron replicados con las dimisiones de sus jefes de opinión, Javier Pradera y Jiménez Losantos, le prometió a Asensio una televisión que solo conseguiría tras el pacto olímpico de Conde-Polanco-Godó, y apostó por el férreo control de RTVE, por lo cual tres meses antes del referéndum se canceló 'La clave' y el mes anterior se censuró la mítica "Cuervo ingenuo" de Krahe en un concierto de Sabina.

El felipismo salvó los muebles, revalidó su mayoría e impuso al frente del Ente a Pilar Miró, que caería en la penúltima coz de Guerra, previa a la ruptura total de las dos estrellas socialistas. La información brilló en el periodo socialista por su ausencia: de los lametones de Victoria Prego a Felipe a la interesada mirada de María Antonia Iglesias sobre los GAL. Pero entonces llegó Aznar, respaldado por una cuadrilla rebautizada como "Sindicato del crimen". No tardarían sus huestes en tomar RTVE: Buruaga se olvidó de su provechosa amistad con Eduardo Sotillos y Demetrio Madrid para enfangar los 'Telediarios', puesto que heredaría Urdaci tras el millonario ascenso del burgalés a la "telefónica" Antena 3. Luis Herrero conseguiría una tertulia en La 2 y no faltaron en la programación Isabel San Sebastián, Carlos Herrera, Curry Valenzuela, Carlos Dávila o Fernando Sánchez-Dragó, adoptados luego casi al alimón por la Telemadrid de Esperanza Aguirre. La manipulación de Urdaci llegó a extremos inadmisibles, entre la fulgurante y nunca investigada promoción a Doña Letizia, las Noches de fiesta de Moreno, financiador de la caja B genovita, el casposo Cine de barrio, los millonarios bostezos de la productora del ridículo ex portavoz gubernamental, "MAR", y los afortunados triunfitos.

El aperturismo de ZP

José Luis Rodríguez Zapatero tenía cuatro consignas mediáticas tras su triunfo de 2004: practicar el "buenismo" con los clásicos enemigos del felipismo, primeras entrevistas en papel y radio a Pedro J. Ramírez y Jiménez Losantos, desdeñar a Prisa por sus desprecios, relevar a Polanco con "los brujos visitadores de la Moncloa", (Roures, Barroso, Contreras y Ferreras, sin olvidar a Juan Pedro Valentín y Luis Fernández), y democratizar RTVE, que limpió los 'Telediarios' de la mano de Fran Llorente, que apostaría por la actualidad como bandera ('59 segundos', con Pedro J. abriendo cartel y Globomedia facturando, 'Los Desayunos' de la mujer de Ferreras o el simpático 'Tengo una pregunta para usted'). En aquella TVE destacaron una nueva oleada de series de calidad, algunos espacios nostálgicos para celebrar el medio siglo de vida de la Corporación y un sinfín de contratos a los fundadores de La Sexta, en especial Mediapro.

Pero cayó el "zapaterismo" y llegó Rajoy, que rompió el consenso y tuvo dos intenciones: forzar la salida de sus azotados, Ana Pastor, Fran Llorente, 'Carne cruda', Juan Ramón Lucas o Toni Garrido, y apostar por un cambio tranquilo, sin los comisarios políticos de antaño: Julio Somoano evitó con acierto el plató, que mostró la cara amable de Marta Jaumeandreu, el noctámbulo Manolo H.H. conseguía el matinal de RNE, Ignacio Corrales accedía a la dirección de TVE y Leopoldo González Echenique a la presidencia de la Corporación.

Rajoy-team

En Moncloa se cansaron del perfil bajo y llegaron los comisarios adictos a la doctrina genovita: Álvarez Gundín, hasta entonces jefe de opinión del diario más corrupto de Europa, La Razón, se convierte en nuevo jefe de informativos. El ex jefe de prensa de Sánchez Camacho, Eladio Jareño, dirige TVE, y José Antonio Sánchez es premiado por el desmantelamiento y manipulación de Telemadrid con la presidencia de RTVE. Estos cambios posibilitaban el fichaje de Alfredo Menéndez como estrella de RNE, de Sergio Martín por TVE, de Víctor Arribas en Telemadrid, amén del regreso por la puerta de atrás a la casa de Sánchez-Dragó o Carlos Dávila.

En estos últimos tiempos los capítulos de manipulación son innumerables, aquí se coleccionan 48 casos diferentes, pero muy pocos por decir nadie investigan el capítulo de compras en RTVE: en la casa se gastan 10 millones de euros en una ridícula serie de cartón-piedra de José Luis Moreno, contratado a través de una empresa pantalla por sus deudas con Hacienda, Enrique Cerezo y José Frade celebran el pelotazo del cine español en el prime-time de La 2, Raúl Berdónes consigue extrañas renovaciones de fallidos productos como 'Víctor Ros' o 'Españoles por el mundo', a José Mota le alargan el crédito mientras no deja de desangrarse en audiencia, y Jareño mira con simpatía los millonarios contratos del populista Cárdenas, al que se le cerraron las puertas de su casa, Atresmedia. Aunque el agraciado más sorprendente es Roures, socio de Casals. El PP lo azotaba porque en la anterior etapa le llovían los contratos, pero ahora no deja de conseguir trabajos para RTVE: desde la serie 'Estoy vivo', y nunca mejor dicho, al fútbol sudamericano de Teledeporte.

Pero no solo la manipulación y el amiguismo funcionan en RTVE: en la Corporación Pública mantienen la confianza en Toñi Prieto tras el escándalo Eurovisión, promocionan a competidores de Radio 1 o Radio 3, Carlos Herrera, Nuria Roca, Jaime Cantizano o Xavi Martínez, abusan del diferido en el Canal 24 horas, convierten a La 2 en la sombra de lo que fue, pagan derechos al COI que tenían gratis, participan en subastas suicidas contra las privadas en el terreno futbolístico, rellenan Teledeporte de marcianadas mientras el fútbol sala o el rugby nacional se refugian en Eurosport 2, saturan Clan de repeticiones y solo apuestan por la música en directo para trincar de "la rueda". José Antonio Sánchez, votante confeso del PP y muñidor del fichaje de Libertad Martínez por el Canal 24 horas, prepara sus maletas. Todo ello mientras Jareño cruza los dedos para que 'Operación Triunfo' vuelva a salvar los muebles populares. Suerte.





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