Este lunes 'Gran Hermano' regresa con su edición número 18 y con el apellido "Revolution", evidencia de que Mediaset quiere imprimir un cambio en un formato que la temporada pasada dio ciertos síntomas de agotamiento. Un evidente desgaste producido por su fallido casting, por el controvertido cambio de Mercedes Milá por Jorge Javier Vázquez, que un día dice que no leyó las críticas y otro que estuvo a punto de dejarlo por las mismas, y por unas peleas que más que provocar morbo causaron un hartazgo similar al que provocó la tercera edición del concurso.
Esta nueva edición está marcada porque los espectadores se han perdido la entrada de los concursantes. Los muy fans han tenido que esperar hasta la previa de este lunes para "conocerlos". Y conocerlos es un decir porque hay 100 personas habitando la casa de Guadalix, campamento digno del 15-M que recuerda aquel término, "ratomaquia", acuñada por el mítico Ferrán Monegal.
Es evidente que Telecinco cuenta con varios "tiros seguros" ('La Voz', 'En la tuya o en la mía', 'Sábado Deluxe' o 'La que se avecina') y necesita que su motor de antaño vuelva a funcionar, proyectando aquellas sinergias que disparan el share de los pilares principales de su parrilla.
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