Mediaset quiere seguir coleccionando juguetes rotos televisivos. Tras el pinchazo de la burbuja Ángel Garó y el adiós de Kiko Matamoros, que presumiblemente volverá con 'Gran Hermano VIP', ahora le toca el turno a Alonso Caparrós. El ex conductor de 'Furor' no pasa por sus mejores momentos tras haber sufrido durante varios años una admitida adicción a la cocaína. Tras su salida de los infiernos, Caparrós, todavía con secuelas visibles que podrían ser crónicas, se sumó a 'Sábado Deluxe' como contertulio y ahora negocia con 'Sálvame'.
En el show vespertino protagonizó el pasado viernes un infecto show en el que se mostraba encantado del enfado telefónico de su madre, recién salida del hospital hasta el cual Alonso ni se acercó. Esta patética falta de empatía familiar del presentador y su negativa a ser entrevistado por Kike Calleja sin remuneración económica de hoy lunes lo colocan en la picota.
Es cierto que en la industria televisiva se justifica en parte a Alonso porque su padre tuteló de forma nefasta la fortuna de su hijo, utilizada en parte para mantenerse en pie en plena decadencia radiofónica, sin olvidarse de tapar sus agujeros con Hacienda o la Junta de Andalucía.
Pero si 'Sálvame' pretende recuperar el tirón perdido no lo puede hacer a lomos de Alonso, que al igual que Belén vende infectos trapos sucios infectos, pero al menos "La Princesa del pueblo" logró un rentable victimismo del que se queda lejos el ex concursante de 'Gran Hermano VIP', demasiado frío para convertirse en un miembro selecto de la corrala vespertina de Mediaset.
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