Pedro J. Ramírez parece haber olvidado que en el año 97 pidió que se respetase su intimidad cuando fue víctima de un grupo de indeseables, que lo grabaron practicando sexo y difundieron el vídeo con la intención de matarlo civilmente por pura venganza política. Han pasado 20 años de la infamia y ahora Ramírez a través de su fallido transatlántico digital se ha puesto a escarbar miserablemente en la vida privada de la presunta víctima de los abusos sexuales de "La Manada".
La justicia
El productor de cine erótico "Torbe" no se corta: "Hay un militar y un guardia civil en ese grupo. ¿Qué un militar y un guardia civil se dediquen a violar a gente? No me casa. ¿Habéis visto los caretos de estos tíos? ¿Os habéis fijado que hay tres chicos bastante agraciados físicamente, que podrían tener a la tía que quisieran? ¿Por qué se van a complicar la vida violando a tías?".
Dejando a un lado a este delincuente, hay que recordar lo bien que funciona la justicia en España y lo bueno que es pagarse un buen abogado. Qué se lo digan a José Diego Yllanes Vizcay, psiquiatra condenado a tan solo 12 años y medio de prisión por el homicidio en los Sanfermines de 2008 de Nagore Laffage, que tras una carnicería sanguinaria murió con 38 heridas externas e internas.
La fiscalía pedía al inicio del juicio 20 años entre rejas (a los jóvenes de Alsasua les piden hoy en día 50 por una presunta paliza a unos guardias). Pero Yllanes salió victorioso tras un juicio infame, véase el documental 'Nagore', gracias al cual vio reducida su hipotética estancia en la sombra con la inestimable ayuda "del abogado de las estrellas en Pamplona". Como saben, hay una sola justicia con dos velocidades o precios, y el tal José Diego ahora solo pisa la cárcel para dormir, que no para morir.
Este éxito lo logró el psiquiatra gracias a un juez parecido al que ahora admite un informe sobre la vida privada de la presunta víctima de "La Manada", grupo de amigachos cuya intimidad será respetada porque no servirán como prueba otros WhatsApps en los que se vanagloriaban sobre sus otras supuestas fechorías. ¡Qué país!
Presunto, mosquita, presunto no solo significa jamón en portugués, también es una bonita palabra que a los garantistas progres os encanta usar cuando el encausado es de vuestra cuerda...
ResponderEliminarNo se te olvide, presuntos delincuentes...
Repite conmigo, preeee suuuun toooooosss